Solo dos años y medio después de su inauguración con todos los focos, el edificio que costó más de 170 millones, el triple de lo presupuestado, está prácticamente en desuso
La factura del hospital Enfermera Isabel Zendal asciende ya a más de 200 millones de euros. Construirlo costó más de 170 millones, el triple de lo inicialmente presupuestado. Y la Comunidad de Madrid gasta más de 15 millones al año en mantenerlo. Pero dos años y medio después de su inauguración, cuando la pandemia ya es historia, Ayuso no encuentra un uso para la infraestructura que convirtió en el símbolo de su gestión de la crisis sanitaria y que se empeñó en levantar en contra del criterio de los profesionales.
Desde mediados de 2021, se suceden las propuestas por parte del Gobierno regional para justificar su existencia, sin que ninguna de ellas haya fructificado. Ahora la presidenta madrileña busca la enésima salida para el edificio que consume cada año varios millones de euros del erario público.
Desde la Consejería de Sanidad no responden a las preguntas planteadas por elDiario.es sobre el número pacientes que atiende en la actualidad o si todavía hay profesionales de otros hospitales destinados a este centro. El departamento, que ahora dirige Fátima Matute se limita a afirmar que “al Zendal se le va a dar una vuelta” y que ese nuevo intento de hacerlo un edificio funcional “se anunciará en septiembre”. “Nada que contar ahora”.
En las elecciones municipales y autonómicas del pasado 28 de mayo Ayuso logró la ansiada mayoría absoluta que le permitirá los próximos años gobernar sin ataduras y, por tanto, sin “excusas” tras haber logrado sacar adelante solo un presupuesto en cuatro años, explican desde el PP. Una de sus primeras decisiones fue renovar al 100% su gabinete para dar más peso a perfiles técnicos frente a los políticos que habían caracterizado su etapa anterior. Después de esos comicios, la salida de Pedro Sánchez de la Moncloa tras el 23J parecía un futuro probable y la presidenta regional se preparó para explotar un perfil más institucional tras años de choques constantes contra el Gobierno, que dispararon su figura pública.
A la espera de saber qué ocurre finalmente con la Presidencia del Gobierno y el futuro del PP, la dirigente madrileña –desaparecida el último mes– prepara una batería anuncios, entre los que se encuentra la enésima propuesta para el Zendal, que potencien ese perfil institucional, a la vez que no duda en seguir explotando el choque contra Sánchez y también pone deberes al líder de su partido.
El Zendal: un pozo sin fondo de dinero público
Todo se remonta a julio de 2020. Madrid había registrado los índices de exceso mortalidad más altos de Europa: la sanidad madrileña, tras años castigada por los recortes, fue incapaz de dar respuesta a los miles de contagios y el sistema colapsó. El escándalo por los protocolos que impidieron la derivación de ancianos de las residencias a los hospitales públicos inundaban desde hacía semanas la prensa con uno de sus consejeros –Alberto Reyero, de Ciudadanos– denunciándolos al considerarlos ilegales. La entonces directora general de Salud Pública dimitió al negarse a firmar un informe para que Madrid dejase la fase de confinamiento que había establecido el Gobierno.
Fue en ese contexto, que Ayuso anunció que construiría un hospital “de pandemias” en tiempo récord por 51 millones. La realidad es que terminó costando más de 170 millones. Los sobrecostes del Zendal, solo en lo que se refiere a las obras de construcción, ascendieron al 170% del total. El Gobierno regional gastó 400.000 euros solo en habilitar una sala de prensa en el edificio. Solo la seguridad ha costado 1,8 millones de euros al año, un contrato adjudicado a una empresa privada propiedad de una exconcejala del PP en Alcorcón.
Aunque Ayuso siempre ha hecho propaganda de las bondades del Zendal para combatir la COVID, la infraestructura nunca se utilizó al completo –se anunciaron 1.000 camas y solo se llegaron a abrir un máximo de 500 en su pico de ocupación– y solo atendió a los pacientes con Covid más leves. Desde entonces, la presencia de pacientes es casi testimonial.
Solo en 2022, el Gobierno regional se gastó más de 15 millones de euros entre mantenimiento, seguridad, servicio de lavandería, limpieza y desinfección del Zendal, pese a que atendió a una media de 30 pacientes por semana. Y hasta enero de este año, cuando en plena nochebuena adjudicó el último contrato a dedo, todos los contratos tanto para la construcción como para su posterior mantenimiento se adjudicaron sin publicidad y concurrencia pública. Una denuncia de Más Madrid de ese uso fraudulento del sistema de contratación, año y medio desde que decayera el Estado de Alarma, puso fin a la contratación de emergencia que el Gobierno regional había instalado como rutinaria para este centro de salud.
Otro de las mayores problemas desde el inicio de este centro ha sido la falta de facultativos. El polémico hospital encontró desde antes incluso de su inauguración grandes dificultades para dotarse de personal: Ayuso se negó a contratar a nuevos profesionales porque el plan era reclutarlos de otros hospitales puesto que el Zendal no se planteó como una infraestructura abierta de forma permanente, aunque Ayuso trate ahora de buscar utilidades para justificar la inversión millonaria de levantarla y luego mantenerla para evitar su deterioro.
Los otros usos del Zendal que fracasaron
Solo siete meses después de su inauguración, Ayuso empezó a buscar una salida para la infraestructura y hasta se la ofreció al Gobierno central a cambio de un acuerdo “de colaboración” con el que el Ejecutivo pagase parte de la factura. Durante unos meses, una parte se convirtió en uno de los grandes centros de vacunación de la región, junto con el Palacio de Deportes Wizink Zenter o el estadio de fútbol Metropolitano. La lejanía del edificio, en Valdebebas norte de Madrid, se convirtió en un ‘hándicap’ y Madrid tuvo que habilitar finalmente los centros de salud, espacios de proximidad, cuando la población menor de 50 años tuvo que vacunarse.
Cuando hace año y medio estalló la guerra en Ucrania tras la invasión de Putin, la presidenta regional quiso convertirlo en un centro de acogida de refugiados, pero una vez más, sin medios, quedó como un lugar de paso sin poder atender realmente esa demanda. Fue el Ministerio de Migraciones quien realmente habilitó un espacio para ello en Pozuelo.
Ayuso también anunció que sería el centro que acogería a los pacientes del hospital de la Paz cuando este empezase a rehabilitarse. Pero la realidad es que sin quirófanos, sin habitaciones, sin cocina y con baños compartidos entre ocho pacientes, el Zendal está lejos de prestar los servicios de un hospital tradicional como el de la Paz, uno de los más grandes de la región. En noviembre de 2022, el Gobierno regional anunció que construiría seis quirófanos, pero a día de hoy se desconoce si finalmente estas obras se han llevado a caso y se han finalizado. Las veces que se ha querido utilizar como descarga de otros centros en picos de enfermedades respiratorias, la iniciativa ha fracasado.
El último intento de darle una utilidad fue tratar de convertirlo en un centro de rehabilitación de pacientes que hubieran pasado la Covid-19 y se hubiesen quedado secuelas. Durante un tiempo tuvo esa función pero ingresaron un número testimonial de pacientes que denunciaron falta de personal para ser atendidos en condiciones. Hasta conocer el gran anuncio que prepara Ayuso para septiembre, todo apunta que esa utilidad también ha fracasado.
Fuente: Fátima Caballero en eldiario.es
Foto portada: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso | Archivo de la Comunidad de Madrid