Se conocía con el nombre de los Carabancheles a los dos municipios denominados Carabanchel Alto y Carabanchel Bajo.
Carabanchel de Suso y de Yuso, Alto y Bajo, de Arriba y de Abajo.
Actualmente distritos Carabanchel, Latina y Usera.
Sus tierras producían los garbanzos que abastecían el mercado madrileño.
Carabanchel Alto se llamó así por estar situado en una pequeña colina a 672 metros sobre el nivel del mar mientras que Carabanchel Bajo está localizado en una meseta llana a 625 metros.
El origen del nombre de Carabanchel se dice que procede de carabán o karaván, por las caravanas de madrileños que iban al lugar cuando hacía buen tiempo o de las caravanas de transportes de productos que se producían entre Madrid y Carabanchel. Lo más probable es que se derive de una corrupción del vocablo garbanzal, por ser muy frecuente el cultivo de esta legumbre en los Carabancheles.
Según algunos documentos escritos en el antiguo Lacio, en el siglo IX, Carabanchel Alto aparece como uno de los pueblos reedificados después de la destrucción de Miacum. Se dice que a partir de entonces se llamó Carabán o Karaván. Cerca de la antigua cárcel de Carabanchel estuvo situada una villa romana entre cuyas ruinas aparecieron unos mosaicos que se conservan en el Museo de San Isidro.
La primera referencia documental data del año 1181, cuando Carabanchel fue donada al conde de Gonzalvo. La Cofradía del Apóstol Santiago a la que pertenecieron los Carabancheles se creó cuando comenzaron las peregrinaciones a la ciudad de Santiago. Como los moros aprovechaban estas manifestaciones del culto para asaltar a los peregrinos en los caminos, y entre éstos los Carabancheles, por eso establecieron un culto con todos los caracteres de peregrinación en la ermita de Santa María la Antigua (hoy iglesia de Santa María la Antigua) , a donde acudía San Isidro, lo que revela la antigüedad de los Carabancheles.
En el siglo XIX, sus habitantes se dedicaban al cultivo de cereales y al cuidado de ganadería en terrenos pertenecientes a terratenientes que vivían en Madrid, los cuales pasaban los veranos en fincas de su propiedad. A partir de la segunda década del siglo XIX, los Carabancheles se convirtieron en lugar de descanso o veraneo para las familias nobles de Madrid (Finca y Palacio Vista Alegre).
A Carabanchel Alto se la conoció como la “pequeña ciudad del Vaticano” porque los nuevos usos cambiaron su fisonomía, estableciéndose en este lugar actividades relacionadas con la iglesia: conventos, colegios, capillas, iglesias… La nobleza cedió a la iglesia muchos de los terrenos que tenía en Carabanchel Alto.
Los Carabancheles tenían peculiaridades topográficas bien distintas, aunque en la parte de Arriba (Carabanchel Alto) los habitantes seguían manteniendo su carácter campesino hasta la última década del siglo XIX, los de Abajo (Carabanchel Bajo) gozaban ya de una industrialización incipiente, quizá debido a su cercanía con la capital, así se habla de la existencia de un almacén de pólvora, dos fábricas de velas de sebo, una de jabón y otra de licores.
Su clima suave en verano, los bosques de chopos y álamos y el valle del Manzanares los hacía idóneos para las construcciones residenciales.
Carabanchel de Abajo, o Bajo, en 1875, era un reducido núcleo de casas bajas, agrupadas junto al camino que une Madrid con Fuenlabrada; el resto del territorio que lo rodea son tierra de labor, generalmente dedicadas a cultivos de viñedo y cereales. Estaba aquí la finca cerrada de los Montijo, actualmente la Finca de Puerta Bonita.
En Carabanchel de Arriba, o Alto, tiene un paisaje más amable en cuanto a expansión de la naturaleza se refiere. A partir de la segunda década del siglo XIX se convierte en una eminente zona residencia para la nobleza y la burguesía que construye fincas de recreo en las que generalmente pasa los veranos.
En 1787, se dice que el término municipal de Carabanchel es rico en campos de trigo, cebada, centeno, algarrobas, almortas, guisantes, garbanzos, habas y melones, fruto este último de calidad muy apreciada en los mercados de la capital, donde se acudía a venderlo, especialmente por septiembre en la romería de la Virgen del Puerto, a orillas del Manzanares y en el camino de Extremadura, actual Paseo de Extremadura. En la plaza del pueblo había una fuente de dos caños inmensos que manaban un caudal del agua abundante, aunque no era apta para el consumo humano.
El río Manzanares ha sido la frontera natural de Carabanchel con Madrid. Existen distintos puentes que cruzan el río, uniendo Carabanchel con el centro de la capital: Puente de San Isidro, Puente de Toledo y Puente de Praga, posteriormente con la reforma de la M30, se construyeron dos puentes más, esta vez peatonales, que comunican Arganzuela con Carabanchel (Madrid Río).
En los Carabancheles también están, la Ermita de San Isidro, Ermita de Santa María la Antigua, Convento de las Clarisas en la Calle General Ricardos, a la altura del metro de Oporto. Este convento era muy conocido porque la gente llevaba docenas de huevos a las monjas Clarisas para que no lloviera en ocasiones importantes como por ejemplo una boda, comunión etc. Las hermanas empleaban estos huevos para reposteria tradicional.
La Nobleza y la Burguesía buscan las afueras de Madrid
para construir sus residencias de verano
Finca y Palacio de Vista Alegre
Real Sitio de la Quinta de Vista Alegre. Fue una quinta de recreo propiedad de María Cristina de Borbón, cuarta esposa de Fernando VII, que compra en 1832 la primera parte de la finca, siendo en el año 1836 cuando completa la finca tal y como se encuentra hoy, época en la que se construye un palacio neoclásico conocido como Palacio Viejo. En 1846 pasa a ser de su hija Isabel II, y en 1859 la adquiere el marqués de Salamanca, por dos millones y medio de reales, quien construye también su propio palacio en la finca en los años 80, obra del arquitecto Pascual y Colomer. Su particular Capricho. El Palacio Nuevo se había empezado a construir en época de Isabel II, pero es en época del marqués de Salamanca cuando se concluye.
La finca de Vista Alegre cuyo origen fueron cuatro grandes fincas: dos quintas de recreo y dos fábricas de jabón. Una parte de la finca era de jardines ornamentales, mientras otra eran de carácter más productivo, con frutales y de carácter de explotación agraria típica de las villas suburbanas.
Tenía también los característicos caprichos de esta época de romanticismo. Una ría navegable que tenía su comienzo en un baluarte defensivo, un capricho que también encontramos en relación con la ría en el Capricho de la Alameda de Osuna, y terminaba en la montaña artificial que también hay de esta época en el Retiro, fuentes, norias para conseguir el agua, la capilla…
Su construcción fue lo más costoso y llamativo de la finca, con norias y estanques, también perdidos, para mover el agua, por el cual transitaría una barcaza de recreo. Parte de las pinturas, fuentes y estatuas se perdieron. Los edificios abandonados y bajo riesgo de deterioro fueron demolidos para la construcción de otros edificios nuevos.
Después de ser adquirido por el Estado para la beneficencia, el edificio se utilizó como asilo de Inválidos del Trabajo. Posteriormente se convirtió en el Instituto de Rehabilitación de Inválidos para convertirse hoy en el Colegio Público de Educación Especial María Soriano.
Aunque se han levantado nuevos edificios, otros se han perdido como ocurre con la Casa de Oficios que fue residencia del duque de Riansares, esposo de María Cristina, viuda de Fernando VII, Casa de Administración, cuadras, casa de vacas para cría de gusanos de seda, capilla, casetas para porteros, naranjera, faisanera. Los jardines están muy reducidos. Se han perdido los columpios y juegos, una miniatura de castillo, mesitas, bancos, merenderos, el propio alumbrado.
Quedan pocas de sus fuentes y estatuas. La Ría era la gran joya perdida. Su embarcadero se encontraba donde se realizó el Colegio de Santiago y recorría a modo de canal toda la finca. Queda un tramo detrás del Palacio Viejo.
Su estado era lamentable. Durante 100 años se fue degradando, y dentro del recinto se fueron añadiendo nuevos edificios, de modo que hoy dentro hay edificios que se usan para centros de reinserción de menores, residencia de ancianos, colegios, residencias…
Gallardón pensaba recuperar la finca como jardín histórico y parque público, pero o no pudo, o no quiso…
Es con la llegada de la izquierda de Carmena y las manifestaciones de los vecinos y vecinas del barrio los que logran dar un impulso a tratar de recuperar todos los jardines y edificios de la Finca, con la llegada de nuevas elecciones al consistorio, la derecha hizo un principio de reforma de jardines en 2021. Esperamos en un futuro cercano se termine todo.
Los Jardines de los Palacios de la Finca Vista Alegre han sido declarados Bien de Interés Cultural en la categoría de Jardín Histórico.
Si vais a visitarlos en grupo, reserva=>comunidad.madrid-jardines-palacios-finca-vista-alegre
Para una visita virtual con visión 360º después de la primera reforma=>Palacio y Finca Vista Alegre
La finca de la condesa de Montijo, antigua de los condes de Miranda del Castañar. Era la más importante de Carabanchel Alto.
En el Catastro del Marqués de la Ensenada, realizado en el año 1750, se dice que tanto Carabanchel Bajo, como Carabanchel Alto, son Realengos, bajo la jurisdicción de Madrid, por tanto tenían tierras comunes a disposición de su población: “prados, cañadas, arroyos y barrancos”.
Se mencionan grandes fincas, como la del Conde de Miranda, sita en Carabanchel Alto, y la de don Manuel Dávila. Asimismo, y aunque alejado de nuestro estudio, se cita la Huerta de Aluche, con 22 fanegas, que se “riega de pie” con agua de fuente o manantial, siendo su producción excelente y casi en exclusiva para Madrid. En el libro de Tomás López, titulado Geografía histórica de España (1788), se cita de nuevo la finca del Conde de Miranda y la de D. Pedro Navarro en Carabanchel Alto. Mientras que en Carabanchel bajo reseña dos fincas, la del Marqués de Mortara y la de la Marquesa de Villena, que tenía casa con jardín y lavadero dentro el pueblo.
En el momento de la anexión el 29 de abril de 1948 a Madrid, Carabanchel Alto tenía 25.747 habitantes y Carabanchel Bajo 36.566.
Los Carabancheles tuvieron su propia prensa local con La Crónica de los Carabancheles, la Hoja Municipal de Carabanchel, El Combatiente, Nuestro Porvenir, La Voz de Carabanchel, El Eco de los Carabancheles, Leganés y …
La Colonia se divierte: Vió la luz el 30 de julio de 1914 aunque, aparentemente, tan sólo salió el primer número, dedicado exclusivamente a exponer el programa de fiestas de la colonia de Carabanchel Bajo en los días 1 y 2 de agosto de 1914, además de cinco coplas. Tenía cuatro páginas y se autodefinió como «periódico juerguista, corruscante y dicharachero». En el número uno explicaba que salía a la calle con un «programa sencillo y definitivo: ¡Divertirnos!». Su formato pequeño lo hacía muy manejable. La sede estaba en el Casino y la publicidad se limitaba a establecimientos de la zona: ultramarinos y tiendas de licores. En la Hemeroteca Municipal sólo se conserva el número 1 (30 de julio de 1914).
Fuentes: palomatorrijos.blogspot.com | madripedia.wikis.cc/wiki/Carabancheles
Fotos: Fotos y vídeo de antes de las reformas – @carabanchelnet