Nace ‘Ciudades y Pueblos para Vivir’, un movimiento contra los perjuicios sociales y ambientales del turismo

  • Diversas organizaciones sociales, ecologistas y sindicales, y medio centenar de plataformas contra la turistificación de toda la geografía española se han agrupado en la plataforma Ciudades y Pueblos para Vivir, un movimiento que busca acabar con los impactos sociales y ambientales nocivos del turismo.
  • Coincidiendo con el 27 de septiembre, Día Internacional del Turismo, desde este movimiento contra la turistificación y la precarización de la vida se anuncia, para este otoño, una marea de movilizaciones en todo el territorio.

Desde el año 1980, cada 27 de septiembre se celebra el Día Internacional del Turismo. Si en el pasado esta jornada sirvió para reivindicar los beneficios económicos, sociales o culturales del turismo, medio siglo después solo podemos tomarla como una oportunidad para denunciar los excesos de un sector fuera de control, cuyo crecimiento se ha vuelto contraproducente y destructivo. Una industria que para seguir prosperando destroza espacios de alto valor natural, expulsa a los vecinos y vecinas de sus casas y sus barrios, se apropia del espacio público que es de todas y todos, y convierte el patrimonio de nuestras ciudades en el negocio privado de una élite de privilegiados: grandes propietarios, turoperadores e inversores internacionales.

Todos estos perjuicios que causa la sobreexplotación turística de los territorios es denunciada por Ciudades y Pueblos para Vivir, un movimiento que busca acabar con los impactos sociales y ambientales nocivos del turismo, como parte de un modelo socioeconómico depredador e inviable. Este movimiento está conformado ya en su inicio por diversas organizaciones sociales, ecologistas, sindicales y medio centenar de plataformas contra la turistificación de toda la geografía española.

En el día de hoy escucharemos a distintos agentes sociales y medios de comunicación felicitarse por las cifras de turistas que cada año rompen nuevos récords. Pero a esas voces, en particular a los políticos y representantes públicos responsables de la situación que ahora padecemos, debemos decirles que la industria turística, tal y como funciona hoy en día, ya no es la fuente de riqueza social y cultural de la que hablaba la ONU en el año 1980, y que por el contrario se ha convertido en un factor de deterioro y empobrecimiento general para nuestras comunidades”, declaran desde el movimiento Ciudades y Pueblos para Vivir.

Desde este movimiento declaran inaceptable un modelo turístico que precariza, explota y expulsa a la vecindad, a la vez que depreda los recursos naturales y el medio ambiente. Y recalcan que las vecinas y vecinos tienen derecho a decidir el modelo de ciudades y pueblos que quieren, donde prevalezca la vida digna de las personas, las relaciones comunitarias saludables y los entornos sanos y seguros.

El impacto de la turistificación en la vivienda es uno de los efectos negativos del turismo más denunciado por las plataformas, las cuales insisten en que la proliferación de viviendas de uso turístico repercute gravemente en el derecho a una vivienda asequible. Por eso, exigen la declaración de zonas tensionadas, el cierre de todas las VUT ilegales y una moratoria a nuevos permisos de apertura.

Igualmente, denuncian que el turismo se sustenta en la precarización y explotación de los y las trabajadoras. En este sentido, exigen medidas para el fin de la economía sumergida, salarios justos, la no externalización de servicios (como el de las camareras de piso), el reconocimiento de las enfermedades profesionales, la renovación de los convenios colectivos conforme al aumento real de la inflación y el derecho a la vivienda de los profesionales de la hostelería.

Desde Ciudades y Pueblos para Vivir hacen un llamamiento urgente a promover un turismo sostenible que permita diversificar la economía hacia actividades productivas respetuosas con la vida de la vecindad trabajadora y del entorno en que habitan. Apuestan por que el modelo turístico asuma la senda del decrecimiento y renuncie a unas prácticas que contaminan, derrochan, esquilman recursos y deterioran el medio ambiente. Se oponen, además, a la ampliación innecesaria de infraestructuras, como aeropuertos y puertos, así como a la llegada continua y desregulada de cruceros, que contribuyen de manera importante a la contaminación de nuestros territorios y a la crisis climática.

Además insisten en que sólo mediante un diálogo activo con la ciudadanía y una acción política decidida podremos recuperar esa fuente de prosperidad y desarrollo que en el pasado fue el turismo. “Tenemos el desafío de desarrollar nuevas formas de habitar los pueblos y las ciudades, formas que nazcan de lo común, para enfrentar la opacidad y la abstracción que son intrínsecas al mundo de las finanzas. Hasta cumplir ese objetivo no tendremos nada que celebrar. Mientras tanto, seguiremos luchando por las ciudades y pueblos que soñamos y merecemos”.

Para concluir, desde Ciudades y Pueblos para Vivir recalcan que el capital sin alma que destruye la vida en pueblos y ciudades es el mismo que hace negocio con las guerras, sin importarle lo más mínimo la muerte de inocentes.

Fuente: tercerainformacion.es

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