- Nueve testimonios sobre el 15M nueve años después
- Hablamos con Rafa Mayoral, Mireia Vehí, Fran Ferri, Teresa Rodríguez, Rita Maestre, Sònia Farré, Juan Carlos Monedero, Lara Hernández y Jesús Jurado
Se cumplen nueve años del nacimiento del movimiento 15M. Mucho se ha escrito sobre aquel estallido social que venía a impugnar el modelo político y económico tras la frase “No somos mercancías en manos de políticos y banqueros”. El 15M venía a agudizar un ciclo de movilización social de respuesta a la crisis económica que arrancó en el 2008. Además, nuevas tecnologías y nuevas formas de organización social desembocaban en la acampada y el método asambleario como forma de protesta no solo en España, sino en multitud de países. La sistémica corrupción política evidenciaba cómo los partidos políticos no representaban a buena parte de las nuevas generaciones.
Hoy, el 15M se ve lejano y echar la vista atrás puede producir vértigos. Las multitudes que se congregaban en las plazas entonces, hoy estarían prohibidas por la pandemia de covid-19; el contacto social necesario en asambleas y movilizaciones con el horizonte de generar un cambio social, hoy se ve sustituido por las pantallas. Sin embargo, estamos, de nuevo, ante el precipicio de una crisis económica y social de incalculable envergadura. Quizás, el 15M nos dejara algunos consejos, también, para el presente. Hablamos con nueve personas que estuvieron involucradas en aquel movimiento y que evolucionaron, de diferentes maneras, en la política. Nueve años después, nueve reflexiones sobre el 15M.
Rafa Mayoral
El portavoz de Podemos y diputado en el Congreso por Unidas Podemos, Rafa Mayoral, es abogado especialista en asesorar a colectivos de riesgo, en este sentido, fue asesor jurídico de la PAH, plataforma que tuvo gran importancia en el 15M. Mayoral recuerda: “Participé en diferentes movilizaciones y en particular participé en la comisión de Política a largo plazo”. Desde la distancia, considera que “fue un punto de quiebra entre una situación en la que parecía que todo iba a continuar siempre igual y un momento en el que se puso en el centro el hecho de que existía una complicidad entre el poder económico y el poder político”, y que se consiguió “poner encima de la mesa la necesidad de profundizar en un cambio democrático donde primara el protagonismo popular”.
Nueve años después, reflexiona acerca de algunos aprendizajes de aquel momento válidos para el presente, sobre el que advierte que “vamos a abordar una crisis económica y social tan profunda, no solamente en nuestro país sino a nivel mundial”. Advierte, de este modo de la necesidad de que “los intereses de las mayorías sociales se pongan en el centro a la hora de abordar la crisis”, “es necesario poner en el centro la vida de la gente, es necesario que las políticas públicas tengan por objeto cuidar a la población”.
Mireia Vehí
La diputada de la CUP en el Congreso, Mireia Vehí, resalta de aquella primavera del 2011 “la capacidad de abrir una brecha cultural, colectiva y transformadora a la democracia española”, señalando, fundamentalmente, tres aspectos que lo motivaron. “La imposibilidad de la ciudadanía de participar en los asuntos centrales de la política; por otro lado, la absurdidad de la democracia representativa española en un sistema fácticamente bipartidista; y, finalmente, la política secuestrada por gente y estructuras que utilizaban lo público para enriquecerse”.
Vehí vivió el 15M en Barcelona, y destaca que “fue un espacio masivo de politización, de socialización de los códigos de funcionamiento clásicos de los movimientos sociales, de formación de futuros activistas y militantes, y de construcción de un nuevo sentido común: cuando la gente está organizada, tiene poder”. Recuerda que en Catalunya, al 15M le siguió “un ciclo de huelgas con participación masiva y combatividad alta y la masificación del movimiento independentista como otra brecha que impugnó la legitimidad del Estado”.
En el presente, destaca la dificultad de un nuevo ciclo de movilizaciones por el momento: “Sin plazas, sin puntos de encuentro, sin espacios colectivos, es muy difícil generar vínculos y respuestas políticas articuladas”, pues “el espacio público está en un régimen de control durísimo que, más allá de asegurar que la gente no masifica los espacios, centra la seguridad en el orden público”. “El primer aprendizaje es que los lugares físicos y el espacio público son anclajes para la organización política y colectiva, y que en tiempos de crisis habrá que defender que lo continúen siendo”, considera.
El segundo aprendizaje, para Vehí, “es que la política que cambia cosas no se hace exclusivamente en los parlamentos”. “Votar cada cuatro años no es la única forma de hacer política y, sobre todo, no es la más eficiente en términos objetivos cuando no se acompaña de calle”, añade. En tercer lugar, destaca que “para que una sociedad se politice en el eje de la izquierda, sin decirlo de forma explícita y convirtiéndolo en sentido común y no en ideología, hay que hacer política útil, sexy (que atraiga) y divertida (que haga reír)”, así como “construir planos en los que cada persona tenga un lugar y se le reconozca como imprescindible”. “En este sentido, la redes sociales son fundamentales, como lo fueron en el 15M o en la respuesta a las sentencias en Catalunya”, concluye.
Teresa Rodríguez
La dirigente de Adelante Andalucía en el Parlamento andaluz e integrante de Anticapitalistas anunciaba el pasado mes de febrero que abandonaba Podemos para centrarse en el proyecto andaluz, ha sido la secretaria general de Podemos Andalucía. Recuerda que aquel 2011 ya llevaba militando desde hacía mucho tiempo, pero: “Aquello fue lo más parecido a una revolución que yo había vivido y he vivido hasta ahora. La revolución me la imagino así. Gente ocupando plazas para repensarlo e impugnarlo todo”. “Me encantaba ese anonimato masivo y extraordinariamente representativo. Disfrutaba guardándome para mí mis recetas estudiadas, teorizadas y elaboradas durante años y sentándome en la plaza a escuchar”, añade.
De aquel momento, Rodríguez extrae el aprendizaje de “que en cualquier momento puede aparecer otra vez la gente, ocupar todo el espacio e impugnarnos a todos de nuevo con su ‘no nos representan’”. “Debemos aprender, quienes salimos de aquel periodo con un mandato de representación, a echarnos entonces a un lado y volver a darle el protagonismo y la legitimidad democrática a las plazas”, considera, la parlamentaria andaluza, que expresa una preocupación: “Solo espero y deseo que vuelva a ser en clave de defensa de derechos sociales y libertades civiles y no en clave reaccionaria”.
Fran Ferri
El portavoz de Compromís en las Corts Valencianes también echa la vista atrás para observar lo que sucedió hace nueve años, en su caso, en València. “Yo ya era candidato en las elecciones autonómicas y Compromís estaba en ebullición, nos acercábamos un grupo de gente de mi edad a la Plaza del Ayuntamiento, pero mi participación no fue directa, pues no quería que mi cargo de diputado obtenido unos días después se viera como una intromisión partidaria”, recuerda. “Valoro el 15M como un movimiento nuevo, aglutinador de gente muy diversa en la búsqueda de nuevas fórmulas de participación política. Se podría decir que murió de éxito al verse representado por diferentes organizaciones políticas en los parlamentos”, analiza.
Para Ferri, algunas de las reclamaciones de hace nueve años están, todavía, muy vigentes: “Una salida a la crisis económica que huyera del austericidio y la condena de millones de personas a más pobreza mientras unos pocos se enriquecían mucho más”. “Se rescató a los bancos y se dejó de lado a los más vulnerables, Europa dio la espalda al sur… Hoy, volvemos a decir que la receta para salir de ella no debe ser la misma. Esta vez tenemos que rescatar personas en lugar de bancos y, si puede ser, que estos devuelvan el dinero que les prestamos”, añade.
Rita Maestre
La que fuera portavoz del Ayuntamiento de Madrid con Manuela Carmena y ahora portavoz de medios en la oposición con Más Madrid participó desde Juventud Sin Futuro en el 15M. “Lo recuerdo como el momento político más potente e inspirador de mi vida”, describe, añadiendo: “Y el evento político que más ha cambiado la historia reciente del país, se convirtió en sentido común que no se podía rescatar con dinero público a los causantes de la crisis, que los servicios públicos eran prioritarios, que el sistema estaba estropeado porque votaras lo que votaras siempre salía lo mismo”. “Radicalidad democrática y una salida rupturista de la crisis”, define al movimiento, del cual, según Maestre, “surge mucho de lo que luego se consolida políticamente a nivel municipal, autonómico y estatal”. “Nada sería igual sin el 15M y más concretamente todo sería peor”, considera.
La integrante de Más Madrid asegura que “hay heridas aún no cerradas de la crisis anterior: pobreza y, sobre todo, desigualdad”. por lo que declara: “No podemos encadenar una crisis tras otra”. De cara a la actual crisis, receta: “Hay que ser valientes y tomar medidas audaces que, por un lado, rescaten a los más vulnerables y, por otro, pongan las bases de un modelo social y económico nuevo, centrado en los cuidados y la transición ecológica”.
Sònia Farré
Sònia Farré es militante de Anticapitalistes en Catalunya y fue diputada en el Congreso por En Comú Podem. Fue asidua a la Plaça Catalunya en la primavera del 2011, de la que resalta “que nos reuniéramos diariamente, tan de repente tanta gente con las mismas preocupaciones e inquietudes sobre cómo estábamos viviendo la política que se nos imponía”. “Recuerdo que durante unos meses aprendimos muchísimo: sobre cómo funcionaba el sistema capitalista, el sistema de partidos, el sistema deuda… pero también sobre cómo trabajar juntas, cómo organizarnos…”, recapitula la “anticapi”, que confiesa que el 15M fue “el detonante de mi salto al activismo-militancia, como lo fue de mucha gente con la que hemos seguido caminando y hemos aprendido mucho”.
Para hoy, se queda con algunos apuntes: “Ya sabemos, porque lo tenemos muy reciente de hace solo una década, cómo solventa el régimen las crisis: todo para los de arriba, migajas para los de abajo y que las clases medias vuelvan a pagar”. Por eso, aprieta en el sentido de que “hay que buscar las maneras de frenar esta salida neoliberal al estilo PSOE de la crisis”. “Por otro lado, hemos visto cómo lo que algunas intentamos construir como un espacio político que bebiera del 15M y combatiera al régimen se ha adaptado muy rápido a los límites de la institución, muchas erramos en no imponer la democracia y la pluralidad interna como condición desde un inicio”, repasa Farré, para quien “la lucha no la podemos dar solo desde los movimientos o desde el partido”.
Juan Carlos Monedero
“El 15M fue como el viaje en busca del fuego: la condensación de muchos procesos que pasan en esos momentos en donde la historia se acelera y, de repente, en meses pasan cosas que otras veces necesitan generaciones: la lucha en los movimientos sociales y la lucha en los partidos tantas veces fracasadas, la indignación puntual de gente que participaba con cierta resignación y la indignación recién nacida de la crisis de 2008 se dieron cita para sepultar el sistema de partidos nacido del Régimen de 1978”. Es la descripción del profesor de Ciencias Políticas y fundador de Podemos, Juan Carlos Monedero, que recuerda cómo “nadie bajaba línea en aquellas discusiones interminables y eso generó una gran conversación, que siempre es la antesala de una revolución”.
“La gente buscó sus propias respuestas, se politizó y fue así que pudo construir un nuevo relato. No tuvo el 15M memoria, ni estructura, ni liderazgo, ni programa. Y esa fue su fuerza y su magia. Tres años después, desapareció por no tener memoria, estructura, liderazgo ni programa”, analiza Monedero, quien recuerda que “se repitieron las peleas típicas entre reformismo y revolución que allí se expresaron como ‘a corto plazo’ y ‘a largo plazo’” y considera que “se dejó un poso que ha hecho posible que Rato y Urdangarín estén en la cárcel, que la derecha se radicalice porque se ha asustado y que la sensibilidad sobre cómo se hagan ahora las cosas sea más alta”.
Por otro lado, el profesor cree que “hay memoria de 2008 en la gente, un poso de conciencia esperando activarse”, el cual “se atenuó con los viajes low cost, ropa de marca comprada en un outlet, disfrute de las mismas series y películas que los pudientes y, sobre todo, endeudamiento familiar”. “El postcovid-19 va a estar marcado por esa concientización, la derecha echada al monte pidiendo un golpe de Estado al tiempo que está otra vez robando”, valora Monedero, añadiendo: “Podemos nació del 15M. Y en ese lado de la trinchera tiene que demostrar que hace las cosas de manera diferente, en el Gobierno lo está demostrando pero no va a bastar; se equivocará si no construye su gran asignatura pendiente que, precisamente, es una exigencia del 15M: crear un partido-movimiento”.
Lara Hernández
Lara Hernández participó en el movimiento madrileño siendo militante de las Juventudes Comunistas. Más tarde sería la responsable federal de IU de Convergencia y posteriormente se desvinculó de esta formación, acercándose a Podemos. Ahora es profesora, alejada de la primera línea política. De aquella primavera del 2011 recuerda que “el tiempo parecía que se paraba y el mundo se reducía únicamente a esa mini ciudad que construimos en Sol, teníamos la sensación de que algo grande estaba sucediendo, pero no éramos del todo conscientes de las dimensiones que eso adquiriría”.
“Hoy en día lo valoro como una de las experiencias políticas y sociales más importantes a nivel personal y a nivel de país”, describe, destacando: “Había una clara voluntad de aunar en torno a un objetivo común un montón de voluntades concretas, individuales, personas que llevábamos mucho tiempo fuera del tablero político, de la agenda mediática”. “El 15M fue el gran hito político de una generación, fue el punto de inicio de una nueva época en la que la ciudadanía iba a tomar las riendas de su vida de manera consciente y plena. ‘Violencia es cobrar 600 euros al mes’, ‘lo llaman democracia y no lo es’, son solo algunos de los rótulos de las vidas de una generación”.
“El principal aprendizaje que saco es la comunidad que ahí se generó. Ese ‘nos quieren solos, nos tendrán en común’ ha sido capaz de alterar y modificar todo el panorama político español conocido hasta entonces”, considera Hernández, que cree que “esta crisis social y política va a estar marcada por un hecho absolutamente relevante: la imposibilidad o dificultad de volver a tomar las calles en mucho tiempo, por cuestiones evidentes”. “De ahí que sea muy importante un periodismo que trabaje desde la verdad, así como las redes vecinales, de cuidados, que están surgiendo a nivel local y que, en parte, tuvieron en las plazas y en el movimiento posterior al 15M su simiente”, añade.
Jesús Jurado
Este politólogo andaluz y colaborador de cuartopoder vivió el 15M en Sevilla, donde estudiaba un máster. Jesús Jurado estaría involucrado en los orígenes de Podemos en Andalucía y luego trabajó en el partido estatal en el área de discurso. Durante este confinamiento, echa la vista atrás para recordar cómo fue a la manifestación del 15 de mayo del 2011 ”sin muchas ganas, ni esperar gran cosa, hacía un calor terrible”. “Ver tantísima gente reunida al inicio fue una sorpresa brutal. En aquella época no había smartphones así que al volver de noche a casa fuimos directos a buscar noticias para saber si había tenido el mismo éxito en otras ciudades”, cuenta. Los días siguientes fue diariamente a las Setas, la plaza sevillana donde se acampó: “Aquel armatoste, verdadero símbolo del pelotazo de la construcción en Sevilla, se convirtió, recién inaugurado, en un espacio muy distinto a lo que imaginaban sus promotores”. Con el paso de los días, se implicaría más, sobre todo en la organización de la asamblea vecinal de Triana: “Abrir un centro social, un Punto de Información sobre Vivienda, una Oficina Precaria, la ocupación de corralas… fue uno de los proyectos más bonitos y provechosos en los que he participado nunca”.
Jurado considera que se pueden extraer tres lecciones fundamentales. “La primera, la necesidad de forjar afectos interpersonales que vayan más allá de la simple coincidencia de intereses o los agravios comunes”, enumera. “No se puede construir un movimiento sin generar, al margen de las asambleas y encuentros formales, espacios comunes de socialización, diversión y confidencias. Las redes sociales pueden ayudarnos a conocer gente afín y a ampliar la difusión de ideas y discusiones, pero no te permiten convertir los barrios en comunidades”, considera.
“Por otro lado, veo que uno de los temas que entonces generaban más cansancio, las discusiones de tipo organizativo, eran un elemento fundamental. Para aprender esta lección tuvimos que pasar las peores experiencias en el siguiente ciclo post-2014, claro”, hace memoria, en referencia a las disputas internas de las izquierdas. “Ahora veo que, sin ese esfuerzo permanente por la horizontalidad, la construcción de redes, el apartidismo y la obediencia de las portavocías hubiera sido imposible mantener vivo durante años un colectivo tan plural y abierto como fueron las asambleas del 15M”, concluye.
Fuente: Sato Díaz en cuartopoder.es
Foto de Portada movimiento15m.org