Jenni Hermoso: “Sencillamente, no fui respetada”, #seacabó | Comunicados

La jugadora denuncia además presiones sobre su familia para disculpar al presidente de la Real Federación Española de Fútbol
“Después de conseguir uno de los éxitos más deseados de mi carrera deportiva y tras unos días de reflexión, quiero dar las gracias de todo corazón a mis compañeras, aficionados, seguidores, medios de comunicación y a todos los que habéis hecho realidad este sueño; vuestro trabajo y apoyo incondicional han sido una parte fundamental para ganar el mundial.
En referencia a lo ocurrido el día de hoy. Si bien es cierto que por mi parte no quiero interferir con los múltiples procesos legales en curso me siento obligada a denunciar que las palabras del Sr. Luis Rubiales explicando el desafortunado incidente son categóricamente falsas y parte de la cultura manipuladora que el mismo ha generado.
Aclaro que en ningún momento se produjo la conversación a la que el Sr. Luis Rubiales hizo referencia y que, ni mucho menos, su beso fue consentido. De la misma manera quiero reiterar como ya hice en su momento que este hecho no había sido de mi agrado.
A pesar de mi decisión, tengo que manifestar que he estado bajo una continua presión para salir al paso con alguna declaración que pudieran justificar el acto del Sr. Luis Rubiales. No solo eso, sino que, de diferentes maneras y a través de diferentes personas, la RFEF ha presionado a mi entorno (familia, amigos, compañeras, etc.) para que diera un testimonio que poco o nada tenía que ver con mis sensaciones.
No me corresponde a mi evaluar prácticas de comunicación e integridad, pero si estoy segura de que como Selección Nacional Campeona del Mundo no nos merecemos una cultura tan manipuladora, hostil y controladora. Este tipo de incidentes se unen a una larga lista de situaciones que las jugadoras hemos venido denunciando en los últimos años por lo que este hecho, en el que yo me he visto involucrada, es solo la gota que colma el vaso y lo que todo el mundo ha podido ver, pero actitudes como esta han sido parte del día a día de nuestra selección durante años.
Por todo ello, quiero reforzar la posición que tomé desde el principio, considerando que no tengo que apoyar a la persona que ha cometido esta acción en contra de mi voluntad, sin respetarme, en un momento histórico para mí y para el deporte femenino de este país.
La situación me provocó un shock por el contexto de celebración, y con el paso del tiempo y tras profundizar un poco más en esas primeras sensaciones, siento la necesidad de denunciar ese hecho ya que considero que ninguna persona, en ningún ámbito laboral, deportivo o social debe ser víctima de este tipo de comportamientos no consentidos. Me sentí vulnerable y víctima de una agresión, un acto impulsivo, machista, fuera de lugar y sin ningún tipo de consentimiento por mi parte.
Sencillamente, no fui respetada
Se me pidió realizar una declaración conjunta para rebajar la presión sobre el presidente, pero en esos momentos en mi cabeza solo tenía la idea de disfrutar del hito histórico alcanzado junto con mis compañeras de equipo. Por eso, en todo momento trasladé a la RFEF y a sus distintos interlocutores, así como a medios y gente de mi confianza que no haría ningún tipo de declaración individual o conjunta sobre este asunto, ya que entendía que, de hacerlo, quitaría aún más protagonismo a un momento tan especial para mis compañeras y para mí.
En ningún caso, puede ser mi responsabilidad asumir las consecuencias de transmitir algo en lo que no creo, razón por la que me he negado a las presiones recibidas.
TOLERANCIA CERO con estos comportamientos.
Quiero cerrar dejando muy claro que si bien soy yo la que expresa estas palabras son todas las jugadoras de España y del mundo las que me han dado la fuerza para salir con este comunicado. Ante tal muestra de falta de respeto e incapacidad de reconocer los errores propios y asumir las consecuencias, he tomado la decisión de no volver a jugar para la Selección mientras continúen los actuales dirigentes.
Gracias a todos por los mensajes de apoyo y las palabras de ánimo recibidas. Se que no estoy sola y gracias a todos vosotr@s saldremos adelante más unid@s. Dejo en las personas de mi confianza TMJ y FUTPRO este tema y ellos continuarán trabajando en los siguientes pasos en función de los recientes acontecimientos“.
#SeAcabó
Jenni Hermoso
Fuente: Jennifer Hermoso en eldiario.es

Comunicado donde las 23 campeonas del mundo renuncian a la selección
Texto íntegro en el que la selección femenina de fútbol exige responsabilidades al presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales
Las 23 campeonas del mundo han renunciado a volver a la selección española de fútbol femenino mientras Luis Rubiales no dimita. En el comunicado difundido este viernes por la tarde, la futbolista Jenni Hermoso, además, ha contradicho a Rubiales y ha negado que fuera consentido el beso que el presidente de la Real Federación Española de Fútbol le dio en la entrega de trofeos tras la final del mundial de fútbol en Sídney el domingo día 20.
Quiero aclarar que en ningún momento consentí el beso que me propinó y en ningún caso busqué alzar al presidente. No tolero que se ponga en duda mi palabra y mucho menos que se inventen palabras que no he dicho“, dice en un comunicado difundido por el sindicato Futpro.
DOCUMENTO | El comunicado donde las 23 campeonas del mundo renuncian a la selección
Fuente: eldiario.es


#seacabó
Las jugadoras han dado lecciones de coraje y periodistas concretas han cumplido con su trabajo, pero esto no es suficiente
El #metoo español se llama #seacabó. “Se acabó” es la expresión que utilizaron este viernes varias jugadoras de la selección española de fútbol para expresar en redes sociales su asco ante el discurso del presidente de la Federación.
La etiqueta de indignación se parece a la que empezó a emplear en Estados Unidos una activista y que en último término simbolizó un movimiento que llevó a un cambio y acabó con abusos de múltiples formas. La etiqueta es un símbolo, pero lo que sirvió para que salieran a la luz abusos de todo tipo –en los casos más graves, violación y acoso sexual; en los menos, una cultura machista pegajosa– fueron tres factores esenciales que ahora se cumplen también en España.
En primer lugar, el valor de unas pocas mujeres, y luego de muchas más, para hablar aunque supusiera un riesgo para su trabajo, el escarnio público o más acoso online y offline. El segundo factor, un caldo de cultivo de una sociedad que ha cambiado pero donde aún perduran desigualdades, frustraciones y abusos cotidianos contra las mujeres y con algún elemento de indignación concreta (en el caso de Estados Unidos, la victoria de Donald Trump después de múltiples denuncias de abusos contra mujeres y de haber presumido de ello). Y, un tercer factor esencial, el trabajo minucioso y extraordinario de un grupo de periodistas.
La expresión “me too” (“yo también”) la utilizó por primera vez una activista llamada Tarana Burke, que bautizó así en 1997 su esfuerzo para ayudar a víctimas de abusos. En octubre de 2017, la actriz Alyssa Milano utilizó la expresión como etiqueta en Twitter unos días después de las primeras revelaciones en el New York Times y el New Yorker sobre violaciones y otros abusos sexuales cometidos por el productor de Hollywood Harvey Weinstein. El interés hizo que muchos medios investigaran denuncias de abusos y también una cultura machista que perjudicaba a trabajadoras de sectores con menos exposición pública. La base para el cambio, sea empujado o no por activistas, son los hechos y a esto ayudó el cuidadoso trabajo periodístico también en los años previos.
El activismo animó a más personas a no callar aunque los cambios no hayan sido homogéneos ni tan duraderos en todos los sectores. El patriarcado, como dice Ken en la película Barbie, puede ser “un coñazo” también para los hombres, pero tiene una historia demasiado larga como para que no siga permeando con sus peores manifestaciones en los equipos, los bares, las universidades y, por supuesto, las redacciones.
En España, la mezcla del cambio cultural y el trabajo cuidadoso de periodistas como Carola Solé, Eva Lamarca, Ángela Bernardo, Iñigo Domínguez, y, en esta casa, Ana Requena y Pol Pareja, también ha servido para sacar a la luz abusos en ámbitos concretos. Pero, pese a las multitudinarias manifestaciones del 8 de marzo, tal vez hasta ahora no ha existido un movimiento de la misma dimensión de #metoo y con tanto grado de consenso para políticos de izquierda a derecha, múltiples generaciones y personas reacias que se han parado a pensar.
El caso que ha despertado el #seacabó es mucho menos grave que algunos de los denunciados con #metoo, pero esconde detrás una ristra de humillaciones y desigualdad que las jugadoras llevan años denunciando y cuya gravedad hasta ahora no había calado entre el gran público. Basta leer las preguntas y las respuestas de esta entrevista de 2015 en El País a Verónica Boquete, una de las futbolistas más laureadas de la selección y pionera en sus denuncias.
Han pasado muchas cosas en los cinco días desde que las campeonas del mundo alzaron la copa en Australia y varios hitos han contribuido a la unidad en el apoyo a las jugadoras.
Su triunfo, valentía y resistencia personal sin duda han sido clave. Pero también el trabajo periodístico concienzudo de medios de todo tipo y tamaño. En particular, Relevo, un medio de Vocento, dirigido por Óscar Campillo, ex director del Marca, pensado para jóvenes y que ha invertido en cubrir el fútbol femenino con reporteras como Natalia Torrente, Sandra Riquelme y Mayca Jiménez, muy experimentadas y que tenían buenas fuentes cuando llegó el momento de dar una noticia clave: las presiones a Jennifer Hermoso y a su familia, y la invención de declaraciones de la jugadora en el comunicado de la Federación. La información de El Confidencial, que ha publicado escándalos durante años, elDiario.es, que ha informado sobre las malas condiciones de la selección desde su nacimiento, El País o múltiples radios han destapado lo que estaba pasando.
En el Gobierno, ministras como Yolanda Díaz e Irene Montero lo vieron claro desde el principio, pero otros ministros reaccionaron con palabras más tibias: el presidente Sánchez subrayó que no tenía responsabilidad en la Federación y pidió en genérico “más pasos”. Ha sido la presión de los hechos, revelados por la prensa, y de las propias jugadoras la que ha cambiado las cosas.
Lo más fácil siempre es callar ante las humillaciones cotidianas que infravaloran el trabajo de las mujeres en cualquier ámbito y que todas seguimos viviendo en España. Unas pocas son capaces de decir “Se acabó” por posición y valentía (aunque seas campeona del mundo, dar un paso adelante para exponerte siempre cuesta). Ahora quien tiene responsabilidad pública tiene que estar a la altura de su papel.
Las jugadoras han dado lecciones de coraje y periodistas concretas han cumplido con su trabajo, pero esto no es suficiente. Porque, como recordaba Jodi Kantor, la reportera del New York Times que desveló el escándalo de Weinstein, “el periodismo no es un sustituto, en último término, de instituciones que han fallado”. Kantor decía en una conversación con Ann Marie Lipinski, exdirectora del Chicago Tribune: “Estoy esperanzada sobre el impacto que hemos tenido. Estamos comprometidas con seguir con este trabajo, pero no es una solución estructural”.
Fuente: María Ramírez en eldiario.es
