Carlos Moreno, urbanista creador del concepto de la ciudad de los 15 minutos
Los residentes de una ciudad deberían poder acceder en menos de 15 minutos andando o en bicicleta desde su hogar a todas sus necesidades diarias: trabajo, educación, atención médica, compras, ocio… Es el concepto de la ciudad de los 15 minutos, creado por Carlos Moreno, urbanista que desde hace 15 años lleva dando vueltas a la idea de crear entornos habitables más sostenibles y humanos, con menos dependencia del automóvil y una mayor calidad de vida.
Fue tras su participación en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP) en 2016 cuando comenzaron a surgir las primeras voces a favor de este modelo. Entre esa fecha y 2019, Moreno realizó una prueba piloto junto a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, sobre regeneración urbana y servicios esenciales en tres barrios de la ciudad de la luz. Los buenos resultados cosechados hicieron que Hidalgo adoptara el concepto y lo incluyera como uno de los platos fuertes de la campaña electoral para su reelección. Finalmente, resultó elegida en junio de 2020, en plena pandemia, lo que imposibilitó su puesta en marcha inmediata, aunque sí se está desarrollando de forma progresiva.
París fue el gran espaldarazo a la ciudad de los 15 minutos, pero no fue el único. El C40, una red global de casi 100 alcaldes de las principales ciudades del mundo —en las que viven casi 1.000 millones de habitantes— que buscan soluciones a la crisis climática, lo tomó como estrategia clave para su regeneración urbana en el marco de pospandemia.
Moreno está convencido de que acontecimientos como una pandemia mundial, varios conflictos bélicos y una crisis económica han ayudado a que personas e instituciones se tomen más en serio proyectos como la ciudad de los 15 minutos y, en general, el problema del cambio climático. “La historia ha demostrado que la humanidad reacciona cuando se encuentra contra las cuerdas. Y pandemia, guerra y crisis, junto con una población de 8.000 millones de personas y un grado más de temperatura media, nos han puesto contra las cuerdas”, señala el urbanista, que recalca que el mundo lleva hablando del cambio climático desde el Protocolo de Kioto de 1975. “Durante años se habló mucho, pero se tomaron pocas medidas. Algunos comenzaron a tomárselo en serio cuando empezaron a vivir en sus ciudades más olas de calor de las normales, pero fue la pandemia, que destrozó el tejido económico, y la guerra, con dificultades de abastecimiento de energía, materias primas, inflación…, lo que nos hizo reaccionar”.
París – Madrid
Anne Hidalgo, alcaldesa de París, lo vio todo tan claro cuando conoció el concepto que decidió que sería el corazón de su campaña electoral para la reelección: un nuevo modelo de ciudad frente al cambio climático. No quería simplemente descarbonizar la ciudad, sino proponer una descentralización, y anunció que las ciudades de los 15 minutos serían el Big Bang de la proximidad.
Antes de proponerlo, se aseguró de que contaba con la ayuda de Carlos Moreno, que siempre ha dejado claro que ni es político ni ha sido candidato a ningún cargo público en París. “Yo soy un científico, y mi papel social es romper esquemas con propuestas e ideas nuevas y estudiar su viabilidad. Unas funcionan y otras no”.
Moreno es consciente de que una buena amiga de Hidalgo, Manuela Carmena, quiso seguir sus pasos en Madrid, pero no pudo rematar lo que empezó. “Es comprensible que un opositor político decida destejer lo que ha hecho su antecesor en algunas materias, pero no cuando hablamos de cambio climático. En este tema no hay derechas ni izquierdas que valgan porque la calidad de vida de una ciudad no puede ser rehén de una visión política sesgada. Si no cambiamos nuestras emisiones de CO2 de aquí a 10 o 20 años, la mitad de España será inhabitable. Y por eso me pareció inconsecuente que una ciudad tan importante como Madrid diera marcha atrás a un tema que es de interés general solo porque lo propuso antes su contrincante político. Y lo que no hay derecho es que una representante política del partido que gobierna en la Comunidad diga públicamente que el cambio climático es una cuestión de comunistas y gente de izquierdas”.
La empresa
Además de la clase política, la empresa juega un papel clave en la construcción de la ciudad de los 15 minutos. Para empezar, esta regeneración abre al mundo empresarial nuevos modelos de negocio y cambios importantes en las condiciones de trabajo de sus empleados. Según Moreno, los incentivos a los trabajadores no pueden ser los mismos que hace 30 años, y la sensibilidad ha cambiado tanto que ofrecer hoy en día un coche de empresa no es tan buen incentivo como lo es más tiempo libre, cultura o educación. Las empresas buscan otros medios de cohesión con sus trabajadores y estos valoran como nunca la sensación de pertenecer a una empresa que hace cosas por el medio ambiente, la cultura o el bienestar de sus empleados.
Trabajar cerca de casa parece lo más complicado del modelo… a no ser que el sector productivo entienda el problema y se lo ponga fácil a sus trabajadores. Ya hay mucha gente que rechaza trabajos porque están lejos de sus viviendas. Por eso ya hay empresas que han optado por la descentralización, reduciendo espacio en oficinas centrales y creando espacios satélites perfectamente conectados en distintos barrios de la ciudad.
“Antes se pensaba que trabajar a distancia era improductivo. Ahora sabemos que no es así. París vuelve a ser un buen ejemplo: allí se encuentra La Defense, el primer barrio corporativo de Europa. Allí el 20% del espacio de oficinas ha dejado de utilizarse. Las empresas con grandes proyectos de construcción han renunciado a ellos o reducido el número de metros cuadrados. Incluso algunos, comprometidos con las autoridades, han preferido asumir multas por no construir lo planificado sabiendo que no lo van a ocupar”, explica Moreno.
La aseguradora Groupama, por ejemplo, con oficinas centrales en La Defense, ha activado diversos espacios por la ciudad para evitar los largos desplazamientos de sus trabajadores, de forma que ya no hace falta que vayan todos los días hasta la central. Consecuencia: menos contaminación, la empresa reduce los costos de mantener un edificio de 35 plantas y los trabajadores más contentos, ya que en París el tiempo medio que invierten sus habitantes en desplazarse hasta el trabajo es de 90 minutos.
Personas
Carlos Moreno asegura que es más fácil convencer a los políticos y a las empresas —que no es nada sencillo— que a las personas de que adopten un cambio de esta magnitud. “Cada una tiene su vida, su historia y sus costumbres, y aceptar un cambio en la manera de vivir no siempre es fácil, y solo se consigue con educación. Obviamente, hay países que juegan con ventaja. En París, el 52% del transporte individual en coche corresponde a trayectos de menos de 6 km, mientras que en países del norte de Europa, la distancia media que se recorre en bicicleta es de 28 km. Y si les preguntas si lo hacen por el clima, responden que no. Simplemente porque les resulta más fácil. Por eso el cambio de mentalidad resulta más difícil en los países mediterráneos que en los escandinavos.
El creador de la ciudad de los 15 minutos insiste en que su proyecto no significa una batalla contra el coche. Asegura que el coche hay que utilizarlo cuando sea imprescindible y posiblemente lo es para una persona de 80 años, que no puede montar en bici. Se trata de lograr la mayor calidad de vida: tener más servicios de proximidad, acceder a más cultura, a más educación, a más salud o vivir en un entorno con mayor esparcimiento y espacios públicos. Y todo esto, que requiere un permanente esfuerzo educativo, no es una cuestión ideológica. “Porque si tienes un buen coche, no tienes por qué ser de derechas; y si vas en bici, no tienes por qué ser un progre. Como siempre, el objetivo final es ser feliz, y la felicidad no es más de derechas que de izquierdas”, aduce Moreno.
París fue pionera, pero cada vez hay más ciudades interesadas en este modelo. Desde que el C40 adoptó en el periodo pospandemia el modelo de los 15 minutos como concepto clave para la regeneración urbana, cada vez son más las ciudades interesadas en la proximidad. Milán, epicentro de la pandemia en Europa, fue uno de los primeros, y ya hay alcaldes en Montreal, Los Ángeles, Bogotá, Buenos Aires y varias ciudades europeas que han entrado en esta dimensión de transformación de sus ciudades para combatir el cambio climático.
En Asia, Busán, la segunda ciudad de Corea del Sur, es un caso espectacular. Allí el ayuntamiento de la ciudad ha creado un departamento de 50 personas encargado exclusivamente de gestionar proyectos e inversiones para hacer que sus ciudadanos no tengan que moverse más de 15 minutos para encontrar lo que necesiten.
En España, los mejores ejemplos los tenemos en ciudades de menor tamaño, donde es más fácil aplicar nuevas formas de desplazamiento y movilidad y revitalizar la economía con proximidad. Ejemplos interesantes son los de Pontevedra, Santander, Soria, Logroño o Vitoria. Entre las ciudades más grandes, los intentos más destacados son los de Bilbao y Barcelona. «La Ciudad Condal, con sus más y sus menos, ha conseguido con el proyecto de las supermanzanas contribuir al debate sobre la viabilidad de este modelo”, apostilla Carlos Moreno.
Lo que está claro es que la idea de la proximidad toma cada día más fuerza, cuenta con más seguidores y cada vez es más frecuente ver este concepto dentro de programas electorales municipales que resultaron victoriosos.
Fuente: carmen en es.greenpeace.org
Foto: Montaje foto Madrid de es.wikipedia.org y foto París de es.greenpeace.org