A comienzos del cristianismo se utilizaban obleas finas como pan para la eucaristía.
Eran elaboradas en los monasterios y abadías.
Probablemente, su evolución a dulce gastronómico se deba al refinamiento de los religiosos.
Según la documentación existente se cree que el barquillo empezó a fabricarse alrededor del siglo ix.
En un primer momento se vendía a la puerta de las iglesias, haciéndose allí mismo en hornos portátiles de carbón.
En la Edad Media, los barquillos estaban muy extendidos y formaban parte de la dieta de la nobleza. También se vendían por la calle.
El barquillo es un dulce que se puede encontrar comúnmente en España, Latinoamérica y el Sudeste asiático. Consiste en una lámina delgada de pasta sin levadura hecha con harina, agua y azúcar o miel.
A veces llevan otros ingredientes como clara de huevo, mantequilla, aceite, canela, coco rallado, piel o esencia de limón o vainilla. Pueden estar parcialmente o totalmente cubiertos de chocolate. También pueden estar rellenos de nata, dulce de leche, crema o chocolate. Además, pueden estar espolvoreados con virutas de chocolate, azúcar glas o canela.
Con el tiempo surgió la figura del especialista barquillero, que confeccionaba la pasta y daba forma al barquillo.
Se llama barquillero a una persona que vende barquillos en la calle y lleva consigo una gran lata cilíndrica roja —denominada barquillera— con una ruleta en su parte superior.
Fueron muy populares en España durante el siglo xix y comienzos del xx
La venta de barquillos se convirtió en un oficio dentro de la repostería que proporcionaba el sustento económico de algunas familias. Los barquilleros recorrían las calles con su bombo o barquillera cargada a las espaldas y una cesta de mimbre donde llevaban los barquillos.
Tradicionalmente, los barquilleros llevaban sus latas o cestas con barquillos y una ruleta en la que los compradores podían probar suerte.
Su uniforme de trabajo consistía en un blusón rayado, una gorrilla y unas alpargatas, aunque algunos no siempre portaban este vestuario.
En las fiestas de Madrid, sí se vestían de gala y sacaban su traje de chulapo.
La tradición decayó notablemente en la segunda mitad del siglo xx, pero ha perdurado en algunas ciudades como Madrid, donde van vestidos con el traje tradicional de chulapo.
Se suelen situar en plazas y parques y son habituales en las ferias y verbenas. En la actualidad, salen a vender a sitios típicos: El Rastro, el Retiro, La Catedral de la Almudena, El Palacio de Oriente, y en las fiestas típicas de Madrid ( San Isidro Labrador, la Paloma, San Cayetano …)
Fuente: es.wikipedia.org