Consejos y recomendaciones frente a una ola de calor

El 12 de junio empieza la primera ola de calor en 2022 en España, como ha alertado la Agencia Española de Meteorología (AEMET). Ante este fenómeno meteorológico, os proporcionamos información sobre cómo se define, cómo protegerse y otra información útil al respecto.

¿Qué es una ola de calor?

Según explica la Agencia Española de Meteorología (AEMET) en este documento, no existe una definición única y precisa del término “ola de calor“. Sí sabemos que se trata de un periodo de temperaturas excepcionalmente altas que duran varios días y afectan a una superficie importante de la geografia de un país, pero no hay una cifra concreta que tenga que superar el termómetro, un número exacto de días o una superficie determinada a la que deba afectar.

“Esa imprecisión en el término da lugar a interpretaciones subjetivas de lo que es una ‘Ola de calor’, observándose en muchas ocasiones una tendencia a exagerar sobre el tema. En verano es normal que haga calor y no podemos hablar de ola de calor, cuando las temperaturas, aún siendo altas o incluso muy altas, sean relativamente habituales en el periodo estival”.

Debido a esa imprecisión en la definición, y teniendo en cuenta que no son igual de excepcionales 35 grados en Sevilla que en Molina de Aragón, la AEMET necesita tres condiciones para considerar un episodio de calor como ola de calor: duración (un episodio de al menos tres días consecutivos), extensión (el 10% de las estaciones) e intensidad (que registren temperaturas máximas entre el 5% de las más cálidas de los meses de julio y agosto en el periodo 1971-2000).

¿Cómo protegerte (a ti y a los demás) del calor?

Nuestro cuerpo es bastante hábil a la hora de regular su temperatura independientemente de las altas temperaturas exteriores. La sudoración es en esto un mecanismo clave: al evaporarse el sudor de la piel se lleva consigo parte de ese calor.

Pero para que la sudoración funcione adecuadamente es importante mantenerse hidratados bebiendo muchos líquidosAquí ya aclaramos algunos bulos y mitos relacionados con el calor, entre ellos si es cierto que se lleva mejor bebiendo líquidos calientes. La respuesta es que no hay evidencias que señalen si es mejor beber caliente o frío, lo importante es beber lo suficiente. Eso sí, será mejor que evites el alcohol o la cafeína porque favorecen la deshidratación.

En cuanto a la ingesta de líquidos, tal y como explica en esta web el Ministerio de Sanidad, si tienes cerca niños o personas mayores asegúrate de que beben también lo suficiente. Los niños no siempre piden agua, sobre todo si son muy pequeños, y a partir de cierta edad la sensación de sed se desregula y por tanto las personas mayores también corren un mayor riesgo de deshidratación. Ofréceles agua de forma regular para evitar que sufran un golpe de calor.

Evita salir en las horas centrales del día, cuando más calor hace, y especialmente evita hacer deporte durante ese tiempo. Mejor aprovechar las primeras horas del día cuando aún hace fresco, o si no la última hora de la tarde en la que el sol pega con menos fuerza.

Eso sí, protégete la piel, salgas a la hora que salgas, con una crema fotoprotectora adecuada, ropa fresca y un sombrero o gorra para evitar insolaciones.

También usa ropa ligera, holgada y que deje transpirar y no dejes a ninguna persona en un vehículo estacionado y cerrado, especialmente a personas menores de edad, mayores o con enfermedades crónicas.

Cómo interpretar un mapa de riesgo por calor y cómo alertan a la población vulnerable

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La AEMET incluye mapas de niveles de riesgo sobre la salud. Aquí puedes suscribirte al sistema de avisos de este mapa. ¿Qué significa y cómo se calculan los niveles de riesgo? Os lo explicamos.

Los criterios para asignar los niveles de riesgo por exceso de temperaturas son tres. Uno es las temperaturas umbrales máximas y mínimas, es decir, la temperatura a partir de la cual se define una ola de calor en cada provincia, cuando se supera el 95% superior (percentil 95) de las series de temperatura máxima diaria. Varía por provincias y, por ejemplo, en Almería es una temperatura máxima de 36 ºC, de 30 ºC en Asturias y de 40 ºC en Córdoba. A partir de esa temperatura aumentó la mortalidad atribuible al calor en España en el periodo 2000-2009.

Otro factor son las temperaturas máximas y mínimas previstas en el día y en la predicción a cinco días. El tercer factor es si se mantiene la superación de las temperaturas umbrales al ser un factor de riesgo.

En base a esos criterios, se fijan cuatro niveles de riesgo. Si no se supera a la vez los valores umbrales de temperatura máxima y mínima previstas de referencia, el nivel es 0 y se refleja de color verde. Si se superan uno o dos días, el nivel dado es nivel 1 y se representa con el color amarillo. Si son tres o cuatro días, es nivel 2, con color naranja. Si el número de días es cinco, el nivel es 3, representado con el color rojo.

Cómo las noches tropicales perjudican nuestra salud y afectan más a las personas con menos ingresos

El calor puede matar. Y con la crisis climática cada vez más: más de un tercio de todas las muertes en las que influyó el calor fueron atribuibles al calentamiento global, según un estudio que analizó datos de 732 ciudades de todo el mundo entre 1991 y 2018. ¿Hasta qué punto estas muertes y otros efectos negativos en la salud se deben, no sólo a las temperaturas máximas, sino también a las temperaturas mínimas elevadas, las llamadas noches tropicales? Porque la crisis climática no está calentando por igual las noches y los días: las temperaturas nocturnas han subido más rápido que las diurnas.

Un estudio publicado en la revista científica Environmental Epidemiology en 2021 ha analizado los efectos de las noches calurosas en la mortalidad en el sur de Europa. Los investigadores midieron la mortalidad en verano en 11 ciudades de Portugal, España, Francia e Italia y la compararon con la duración de las noches calurosas y el exceso de la temperatura media diaria. Sus resultados encontraron una fuerte asociación entre la duración y el exceso de noches calurosas con una mayor mortalidad, especialmente en Portugal.

Dominic Royé, climatólogo, investigador posdoctoral en el grupo Epidemiología y Salud Pública en la Universidade de Santiago de Compostela y autor principal del estudio, explica a Maldita.es que “estadísticamente, el efecto de la noche cálida es independiente del calor diurno. Da igual qué máximas haya, porque el exceso de temperatura nocturno causa mortalidad”. La mortalidad está asociada a temperaturas nocturnas superiores a los 20 grados y aumenta a mayor calor nocturno. Esto, en palabras de Royé, se debe a que el estrés nocturno agrava el impacto del calor, al impedir al cuerpo humano descansar.

Los 20 ºC (o más) de temperatura mínima definen una noche tropical, como indica Royé, pero se trata de “un concepto rígido porque no se adapta a los distintos lugares”. Por ejemplo, es normal alcanzar ese umbral en Barcelona, pero es raro en Galicia. De hecho, las noches tropicales no tienen necesariamente que estar relacionadas con las olas de calor, como ocurre con frecuencia en el Mediterráneo. Eso sí: cada vez son más frecuentes.

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La crisis climática está detrás de este aumento de las temperaturas mínimas con efectos nocivos en la salud. No obstante, su huella en las personas depende de muchos factores, entre ellos la renta. Aurelio Tobías, investigador científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), es claro al respecto: “Las clases más pobres son a las que más les afectan las temperaturas altas. En Barcelona se ha estudiado que los problemas ambientales atañen sobre todo a barrios de menor renta: los edificios no están adaptados para estas temperaturas y no hay estructura urbana que permita que se refresque el aire”. El científico del CSIC destaca que, a nivel global, hay muchos estudios que ven que el mayor impacto del calor lo sufren las poblaciones más desfavorecidas “debido a  la falta de recursos para adecuarse al calor”.

Dormir en verano: trucos para conciliar el sueño pese al calor nocturno

La temperatura ambiental para poder dormir es clave. ¿Pero a cuántos grados tiene que estar la habitación para dormir bien y a partir de qué temperatura se hace prácticamente imposible? La temperatura ideal para dormir es de alrededor de los 22 grados “aunque cada persona tiene variaciones”, aclara Olga Mediano, neumóloga y coordinadora del área de sueño de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). Ya por debajo de los 16 y por encima de los 26 se duerme mal: “El cuerpo hace un esfuerzo excesivo para dormir y tendremos un sueño muy superficial o interrumpido y no descansaremos”, añade la médica.

Dada la importancia de la temperatura, una de las claves para poder dormir bien en verano es intentar mantener una temperatura de en torno a 22 grados en la habitación, “bajando las persianas de día y abriéndolas de noche si no hay ruidos”, como indica Mediano. El médico Pin Arboledas también aconseja mantener una buena hidratación a lo largo de todo el día. La neumóloga Mediano aconseja las duchas tibias antes de dormir pero no frías por el contraste de temperaturas.

Arboledas añade otros consejos: evitar las siestas muy tardías, hacer actividad física (pero tampoco muy tarde), exponernos a la luz por las mañanas y tener cuidado con la luz azul de la tecnología a última hora del día. Mediano aconseja también cenar ligero “para que la digestión no sea pesada y hacerla bastante alejada de la hora de ir a la cama”, quitarse prendas de ropa y de cama y usar materiales como algodón o seda para el pijama y la ropa de cama.

¿Y qué pasa con el aire acondicionado? Pues en principio Olga Mediano señala que lo mejor es no ponerlo y optar por un ventilador (preferiblemente de techo) si abriendo la ventana no logramos bajar suficiente la temperatura. Si la temperatura no nos deja dormir y no tenemos otra alternativa, sí podemos recurrir al aire acondicionado. “Lo ideal es ponerlo al principio de la noche y que se apague luego o pase a modo sleep, que no haga ruido y no dé forma directa”, destaca la neumóloga.

Paseos a horas frescas y evitar raparlos: consejos para prevenir golpes de calor en perros y qué hacer si ocurren

Desde la Organización Colegial Veterinaria Española (OCVE) recuerdan a Maldita.es que los perros son animales “que se adaptan muy bien a los climas templados, pero no dejan de tener ancestros que estaban más acostumbrados al frío que al calor, lo que les hace especialmente sensibles a las altas temperaturas y a la insolación”. Además, a diferencia de los humanos, su sistema de refrigeración corporal no se basa en la evaporación de líquidos por la piel con el sudor “sino que bajan su temperatura corporal con el jadeo, que es un sistema mucho menos eficiente”.

Por eso, la veterinaria Mar Puig recomienda tener especial cuidado con los paseos, “reduciéndolos a las horas más frescas del día: comienzo de la mañana y final de la tarde o noche. Si no se puede, habría que salir con una botella de agua para hidratarlos poco a poco e ir por la sombra todo lo que se pueda”. Si hacemos deporte con el perro, “es imprescindible proporcionarles agua en cantidades moderadas al menos antes y después del ejercicio. Beber sin control puede causar vómitos”, aclara la OCVE.

Dado que el pelo de los perros protege tanto del frío como del calor, rapar al animal en los meses de más calor “no les hace estar más cómodos sino al contrario, los deja más expuestos a las altas temperaturas”, añade la OCVE. Puig incide en ello también: “Un corte de pelo muy corto provoca que la piel donde da el sol quede expuesta y puede provocar dermatitis y quemaduras. Además, al quitarle el abrigo del invierno, se tiende a alargar sus exposiciones al sol, lo que puede facilitar esas quemaduras”. Ambas fuentes recomiendan un buen cepillado que favorezca la muda del pelo de invierno al de verano y retire los restos del pelo muerto de las capas más profundas.

En este artículo puedes más sobre cómo prevenir los golpes de calor en perros, cómo identificarlo y qué hacer cuando pasa.

Por qué las temperaturas que marcan los termómetros de las marquesinas no son fiables

Cuando llega el calor, se publican en medios de comunicación y redes sociales imágenes de termómetros al sol en paradas de autobuses y de establecimientos como farmacias que muestran temperaturas por encima de los 40 ºC, normalmente superiores a lo que marcan las predicciones meteorológicas. Las mediciones que marcan no son fiables.

“En general no son fiables porque los termómetros no suelen estar protegidos frente a la radiación. Al darles el sol de lleno, se calientan muchísimo y la temperatura que nos muestran es la del material del que está hecho y no la del aire”, explica a Maldita.es el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), Rubén del Campo. Aunque con el frío la diferencia con la temperatura del aire no es tan marcada, los termómetros de marquesina también se enfrían de manera más rápida que el aire.

Para que la temperatura fuese real se necesita que el termómetro esté protegido de la radiación solar. Para ello, la AEMET usa unas casetas de madera pintadas de blanco entre uno y dos metros sobre el suelo con rejillas que evitan que le dé el sol al sensor y permiten la ventilación, aclara el meteorólogo. Suelen estar en aeropuertos cerca de las capitales y lejos de edificaciones. Así se mide la temperatura del aire y no la del instrumento, como explicamos en nuestro artículo sobre la ola de calor en India y Pakistán.

Por qué es recomendable bajar las ventanillas del coche antes de encender el aire acondicionado

Seguramente hayas oído que hay que bajar las ventanillas cuando entras en un coche u otro vehículo aparcado antes de encender el aire acondicionado. Hay dos razones detrás: una energética y otra sanitaria. Bajar las ventanillas y tenerlas así unos tres minutos con el climatizador puesto es necesario sobre todo en verano, aunque también en invierno porque siempre conviene ventilar, explica a Maldita.es Juan Carlos García, director técnico de la Asociación de Talleres de Madrid (ASETRA).

Uno de los motivos es el ahorro de energía porque si el coche está caliente por la radiación solar que ha recibido a través de los cristales “tiene que trabajar mucho más hasta que baje la temperatura. Al bajar las ventanillas, como el aire caliente sube, sale al exterior y es menos trabajo a la hora de enfriar el coche que si dejamos las ventanillas bajadas”. Así se mejora la eficacia del aire acondicionado, aclara Juan Carlos García.

La otra cuestión es por salud, indica el director técnico de ASETRA. Como el habitáculo de los vehículos está fabricado con elementos sintéticos, que pueden emitir diferentes compuestos químicos, a mayor temperatura en el interior, mayor será la concentración de compuestos volátiles orgánicos con efectos perjudiciales para la salud. Entre las sustancias que se emiten a temperaturas altas hay elementos potencialmente cancerígenos como el benceno, tolueno, etilbenceno y xileno.

Si te quedas poco tiempo en un coche muy caliente hay un riesgo a corto plazo de irritación de los ojos y del tracto respiratorio, principalmente como resultado de la exposición a niveles elevados de unos compuestos orgánicos llamados aldehídos, así como por otros irritantes como el fenol y la metilpirolidona. A largo plazo hay un ligero riesgo de que el conductor o los pasajeros estén expuestos a “niveles inaceptablemente altos de las sustancias volátiles emitidas”, que hemos comentado antes, según un estudio de la Agencia de Protección Ambiental de Dinamarca del año 2017.

Fuente: maldita.es

Foto portada: freepik.es

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