Sanidad advierte a Almeida de la posible ilegalidad de informar sobre el falso “síndrome post aborto” | Vídeos

El Ayuntamiento de Madrid aprobaba este lunes una propuesta de Vox que incluye informar a las mujeres embarazadas que quieran someterse a un aborto que el procedimiento provoca “depresión y alcoholismo”. La ministra Mónica García avisa: van a estudiar la legalidad de difundir “bulos”

Ministra de Sanidad, Mónica García / Bruno Thevenin

“Lo llevan claro”. La Ministra de Sanidad, Mónica García, se ha mostrado tajante este martes 1 de octubre en rueda de prensa, después de que en la tarde del lunes el Ayuntamiento de Madrid, gobernado por José Luis Martínez Almeida, aprobara con los votos de PP y Vox una propuesta de la formación ultraderechista que incluye informar a las mujeres embarazadas que quieren someterse a una Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) sobre el supuesto “síndrome post aborto”. Una situación, en palabras de García “inexistente” y “apocalíptica”, que implicaría que las IVE producen “depresión y alcoholismo”. “No hay evidencia científica”, ha insistido García para quien la propuesta es “violencia camuflada” de PP y Vox “que ya son indistinguibles”.

Al mismo tiempo, ha avisado de que desde su ministerio estudiarán la legalidad de esta acción, “en caso de que la lleven a cabo” y las posibles consecuencias jurídicas de difundir “bulos” desde organismos públicos. “Lo que es una realidad es que el aborto es un derecho adquirido por las mujeres desde hace mucho tiempo y que viene a cristalizar la emancipación de la mujer a la hora de decidir sobre nuestra vida, nuestro cuerpo y nuestra maternidad”, ha expresado la ministra.

La ministra ha indicado que queda camino por hacer en: ocho de cada diez abortos siguen teniendo lugar en la sanidad privada

García ha realizado estas declaraciones en una intervención ante medios para dar las cifras oficiales de abortos en 2024. Unas cifras que indican un “ligero” aumento con respecto a 2023, con un total de 106.172, 3.000 intervenciones más. La tasa por cada 1.000 mujeres continúa en el mismo rango: 12,36 frente a 12,22 el año anterior. 

En cuanto a los abortos en la sanidad pública, la ministra ha indicado que queda camino por hacer: en ocho de cada diez abortos siguen teniendo lugar en la sanidad privada. En 2024 hubo 2.366 intervenciones más en la sanidad pública que en 2023, un crecimiento ligero que demuestra que la sanidad pública está ganando peso, en palabras de la ministra. Mientras, en la privada hubo 500 menos que el año anterior. “Vamos en la dirección correcta pero aún no es suficiente. Muchas CCAA siguen sin cumplir con su parte”, ha indicado García que se ha detenido en la situación de la Comunidad de Madrid, donde en diez años, de los más de 162.000 abortos que se han realizado, 167 han sido en la red pública. “Esto es absolutamente inaceptable, contraviene la ley de 2023”, ha avisado García, normativa que indica que las IVE deben realizarse preferentemente en la red pública “que es la que garantiza la mayor equidad e igualdad en el acceso”.

Instalar un mecanismo de control

Volviendo a lo aprobado por PP y Vox, desde la Comisión por el Derecho al aborto de Madrid, explican a El Salto que lo que sí tienes consecuencias es la falta de acceso al aborto cuando una mujer tiene que ser madre sin desearlo o si debe de recurrir a un aborto inseguro.  “Así que nuestro derecho a decidir en libertad y sin coacciones no se toca”, expresa Gemma, vocera de esta comisión. “Lo que están haciendo es generar culpa y instalar un mecanismo de control para anular nuestra capacidad de decisión”, añade.

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Para la Comisión por el Derecho al aborto de Madrid lo que sí sería deseable es que se tomen medidas para garantizar la vida, como facilitar el acceso a la vivienda o luchar contra la precariedad

Lejos de esto, para la comisión lo que sí sería deseable es que se tomen medidas para garantizar la vida, como facilitar el acceso a la vivienda o luchar contra la precariedad de las vidas porque muchas madres recurren al aborto “por no tener recursos económicos”. 

Para suministrar la información sobre este síndrome, el Ayuntamiento utilizaría los centros de Madrid Salud, Samur y los Espacios de Igualdad, que en la actualidad quiere fusionar con los centros de atención a las víctimas de violencia de género. Desde la Federación de Planificación Familiar, Sedra, hablan de un intento de “extorsión” a las mujeres que quieren abortar. Insisten en la ausencia de estudios o de evidencia científica de la existencia de ese síndrome.

“Lo que nos dicen los estudios es que la mayor parte de mujeres que interrumpen su embarazo, una vez que que se ha interrumpido, se sienten mejor y no peor, se sienten más tranquilas, sienten que tienen más control sobre su vida, que pueden seguir adelante con sus decisiones reproductivas que en ese momento determinado, no incluyen la maternidad”, concluyen desde Sedra.

Fuente: Sara Plaza Casares – BSKY: @splaza.bsky.social en elsaltodiario.com

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Fuente: Elisa Beni en eldiario.es

Síndrome de coacción

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¡Váyanse a esparragar y pónganse un embudo de aluminio! Cientos de miles de mujeres en todo el mundo somos la prueba de que sus mentiras sólo pretenden presionar y extorsionar con sus pobres argumentos a las mujeres jóvenes llenas de futuro para que anulen su libertad

El PP de Madrid aprueba una propuesta de Vox para obligar a informar a las mujeres sobre un supuesto “síndrome post aborto”

Sacad vuestros rosarios de nuestros ovarios.

Como el pecado no está de moda, como casi nadie cree ya en el infierno, ahora nos amenazan con la salud mental y una vida arruinada, que es algo que oprime más el corazón de las nuevas generaciones. El marketing de la represión se moderniza. 

Sostienen los militantes contra el aborto posturas tan razonables que precisan basarlas en la coacción y sabido es que los métodos para coaccionar a las mujeres nunca encuentran fin. Son como una rueda del tiempo en la que todo cabe: la ignominia, el pecado, la muerte, la soledad, el infierno, la caída en el abismo, la adicción degenerante y hasta la locura. Tenemos experiencia las mujeres con la amenaza de la locura. Nos la llevan esgrimiendo como un espantajo a lo largo de nuestra vida, lo mismo si te masturbabas, que si eras promiscua y podías enloquecer con la sífilis que si te rebelabas contra una mierda de matrimonio o de vida, todo porque estabas loca o a punto de enloquecer. 

Coaccionar a las mujeres para que paran es una constante. Lo sorprendente es que vuelvan a la carga ahora. A cierta edad todo parece tan viejo que sorprende. No, abortar no te vuelve loca ni te arroja en brazos del alcohol ni te impide llevar una vida normal y feliz. Doy fe. Las religiones monoteístas, las importantes, son una pesadilla para la libertad de las mujeres. Lo son en mayor medida cuando se les da ese poder y ese poder tiene en los estados sometidos a la sharia. La sociedad democrática le ha arrebatado a la católica romana muchas de las posibilidades de hacernos daño, pero héteme aquí que los irreductibles ultraortodoxos católicos y sus alianzas estratégicas con los heraldos de los evangélicos más ultras del continente americano han vuelto para atormentarnos con milongas que estaban superadas. Logramos que dejaran de dar la batalla por la prohibición del aborto a cada paso, logramos que no presionaran a las mujeres psicológicamente débiles en el momento de llegar a los centros médicos y ahora, como todo eso está superado, vienen a dar la tabarra con un supuesto síndrome mental que arruinará la vida a la que ose contravenir sus designios. 

Lo inexplicable es el papel del PP en esta vaina respaldando a un Almeida incomprensible. No necesitan los votos de los energúmenos de Vox en el ayuntamiento madrileño. No hay polémica en un partido que hace tiempo que se decantó por no restringir opciones morales, por más que les queden creyentes en lo teocrático en sus filas. Los peperos se divorcian y abortan y se casan aunque tengan el mismo sexo. Esas antiguallas ya no parecían piedra de toque de los planes del PP, en el que las corrientes más Mayor Oreja daba la impresión de haber sido arrinconadas poco a poco. Un partido conservador de una democracia occidental no puede tener sesgos teocráticos y estas posturas los tienen: pretenden que la legislación recoja sus creencias y obligue a toda la sociedad a seguirlas.

No sé en qué estará pensando Almeida para meterse en este charco. No le va a dar voto ultra y supone una seria advertencia para que las mujeres en general y las mujeres de centroizquierda que se les pudieran arrimar -expulsadas por tanto putero, tanto acosador, tanto fallo de pulsera y tanta basura machista- se lo piensen dos veces. ¿En qué está pensando Feijóo para respaldar tal cosa? Una mujer portavoz, usando el viejo truco de la que la información nunca estorba, asume un respaldo que pasa así de tácito a explícito. La coacción no es información. Las falsedades de Redmadre, asociación caspa y cutre del espectro ultracatólico, no son información. Las mujeres pueden prescindir perfectamente de la presión psicológica intimidatoria que esta peña pretende ejercer sobre las mujeres adultas que han tomado una decisión personal e intransferible. El darle carta de naturaleza legal y política a la coerción aleja a los populares no sólo del sentir mayoritario de la población, que hace mucho que trascendió este debate, sino de cualquier aproximación o trasvase de mujeres progresistas desencantadas con el desempeño poco feminista del gobierno. Un negociazo electoral. Permitir que se muela la cabeza a las mujeres que han decidido abortar con algo que no existe es como permitir que a la entrada de las consultas se les diga a las embarazadas que no tomen paracetamol para no tener niños autistas. 

Supongo que se mezclan dos cosas: el meapilismo personal de algunos y la indiferencia conservadora hacia las cuestiones que afectan a las mujeres. Un cargo del PP puede ser católico practicante y ser muy feliz con sus crías y pensar que jamás de los jamases en su casa habría un aborto -y aun así los hay, vaya si los hay- y no por ello tiene que ponerse a los pies de los sectores más recalcitrantes de la Iglesia. Un cargo de PP puede pensar que total, qué más da, si se contentan los voxeros y con eso no pasa nada. Un cargo del PP puede calibrar que aceptando tan dañina estupidez tampoco está haciendo ningún daño y puede que corte la sangría de una pequeña parte de los votos que se les está yendo a Vox. Mentira, los militantes contra el aborto hace tiempo que se les fueron y andan enganchados con Citizen Go o Family Research Council. Encima le han dado la cortina de humo que buscaba Redondo. Mal negocio, Feijóo 

Desde esa depresión que nunca detecté, el sentimiento de culpa que nunca tuve, un aislamiento social que no percibí, las imágenes recurrentes que nunca tengo, mis pesadillas inexistentes, ese insomnio de ocho horas de sueño, mi alcoholismo de alguna caña el finde, la anorexia y bulimia de buena comedora, esas disfunciones sexuales tan gozadas, mis no autolesiones y mis nulos problemas psiquiátricos les puedo asegurar con fundamento que tamaña chorrada se encuentra a la altura estratosférica de la manipulación de las chemtrail. ¡Váyanse a esparragar y póngase un embudo de aluminio! Cientos de miles de mujeres en todo el mundo somos la prueba de que sus mentiras sólo pretenden presionar y extorsionar con sus pobres argumentos a las mujeres jóvenes llenas de futuro para que anulen su libertad. Ya no les vale con mixtificar a Dios y ahora mixtifican a la ciencia. 

No, abortar no aporta ni un gramo de riesgo a la posibilidad de una feliz vida posterior. Puede que les importune pero es así. Almeida, Feijóo y Ayuso patinan con este asunto que no les llevará a ninguna parte. No se puede estar en misa y repicando y acaban de meter la pata hasta el fondo con una cuestión que ya no era cuestión y que dejaron fuera de su ponencia política adrede. Autozancadillearse es su obsesión y su problema, pero no les pongan zancadillas a las mujeres. Eso tampoco lo perdonan las urnas.

Fuente: Elisa Beni en eldiario.es

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