Mazón ilocalizable para Pradas con el Cecopi paralizado y la alerta sin enviar. (“Apagón informativo” en el Cecopi de los idiotés)

El acta notarial de las llamadas, a la que ha tenido acceso elDiario.es, revela que el jefe del Consell ignoró las llamadas de su consellera mientras estaba comiendo en el Ventorro y durante el desbordamiento del barranco del Poyo, cuando el Cecopi tuvo que pausar su reunión sin tomar una decisión sobre el Es-alert

Mazón estuvo ilocalizable para Pradas entre las 18.30 y las 19.43 con el Cecopi paralizado y la alerta sin enviar

La lista de llamadas del pasado 29 de octubre de la exconsellera Salomé Pradas, entregada a la jueza instructora de la causa, evidencia que el día de la DANA la prioridad del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, no eran las comunicaciones con su responsable de Emergencias. Mazón estuvo incomunicado para Pradas pese a dos llamadas de la entonces consellera que no fueron atendidas entre las 19.10 y las 19.36, cuando el Centro de Coordinación Operativa Integrado (Cecopi) estaba paralizado y cientos de personas se ahogaban o permanecían atrapadas por las inundaciones. Justo en ese receso, se preparó el mensaje Es-Alert, que el presidente de la Generalitat siempre ha defendido que no se retrasó con su ausencia.

Salomé Pradas, según el documento notarial al que ha tenido acceso elDiario.es, intentó contactar con el presidente de la Generalitat a las 12.52, pero no obtuvo respuesta. Media hora antes, la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, le había ofrecido la Unidad Militar de Emergencias (UME), que no se activó hasta las 15.30. En el primer intento de llamada, Mazón se encontraba fuera del Palau de la Generalitat en un acto de Sanidad.

Posteriormente, Mazón volvió al Palau para participar en una reunión con patronal y sindicatos hasta las 14.30. Minutos después de ese encuentro, el presidente se fue a la comida en el restaurante El Ventorro. Desde que Mazón entró a comer con la periodista Maribel Vilaplana hasta las 17.37, el jefe del Consell ignoró a su consellera, que le había llamado sin éxito a las 16.29. Tres horas ilocalizable mientras Utiel se ahogaba y Chiva era arrasada por la furia del agua. Y cuando el Ejecutivo valenciano ya había activado la UME (lo hizo Pradas para que se desplegara en Utiel-Requena a las 15.30).

Mazón no devolvió a Pradas la llamada hasta las 17.37 y habló con ella a las 18.16, durante siete minutos y, a las 18.28, durante 28 segundos. Y otros 33 segundos a las 18.30. Tras estas conexiones, Mazón estuvo ilocalizable otra hora entera. Salomé Pradas intentó conectar con Mazón a las 19.10 y a las 19.36, pero solo se pudo hacer con el presidente de la Generalitat a las 19.43. Precisamente, a esa hora en la que Mazón estuvo fuera de juego para la consellera, la comarca de l’Horta Sud se ahogaba.

Con quien sí se comunicó la consellera de Emergencias fue con la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé. Ambas dirigentes intercambiaron llamadas 14 veces, aunque en tres ocasiones tuvieron problemas. La primera llamada se produjo a las 12.23, cuando la delegada del Gobierno le pidió a Pradas que solicitara la activación de la Unidad Militar de Emergencias, según declaró el pasado lunes ante la jueza de la DANA.

Bernabé aludió en su declaración a los problemas de conexión telefónica de Mazón durante la jornada del pasado 29 de octubre. En contraste con la ‘desconexión’ del jefe del Consell, Pradas optó por ponerse en contacto con parte del equipo de Presidencia en varias ocasiones, incluyendo, entre otros, a los secretarios autonómicos José Manuel Cuenca, jefe de gabinete del president, y Cayetano García Ramírez.

La primera llamada que recibe la consellera es su jefa de gabinete, que contacta con ella en varias ocasiones. Esa mañana había pleno del Consell, previsto a las 9 de la mañana. La primera responsable política que habla con la consellera Pradas es la alcaldesa de València, María José Catalá, quien la llama a las 8.56 y conversa un par de minutos, una hora antes de que la Aemet eleve el aviso rojo para toda la provincia de Valencia, incluida la capital. A partir de ese momento, la consellera empieza a hacer una ronda de llamadas con sus segundos de a bordo: llama al secretario autonómico, Emilio Argüeso, y al director general de Emergencias, Alberto Martín Moratilla.

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Con el presidente no lo intenta hasta las 12.52, aunque la llamada figura como cancelada. Mazón pasó esa mañana de acto en acto e informó, a las 11.48 de que no había alerta hidrológica en el río Magro a pesar de que, dos minutos antes, el Centro de Coordinación de Emergencias, dependiente de la entonces consellera Salomé Pradas, la había activado.

Fuente: Sergi Pitarch / Laura Martínez / Lucas Marco en eldiario.es

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Fuente: Isaac Rosa en eldiario.es

El “apagón informativo” era un televisor apagado

Por lo visto, autoridades y responsables de emergencias sufrieron un tremendo apagón informativo el día de la DANA, mientras los ciudadanos lo estábamos viendo todo, todo, en directo y desde casa. La propia jueza lo debía de estar viendo todo aquel día, y lo recordará mientras levanta acta de la incompetencia y negligencia

Conexión en directo de À Punt con el alcalde de Utiel a las 14.14 horas cuando se desbordó el río Magro

¿Se te pone a ti también cara de tonto cada vez que oyes lo del “apagón informativo” del día de la DANA? Este mismo martes lo repitieron la vicepresidenta de la Generalitat y la secretaria general del PP, Cuca Gamarra. Las dos salieron a celebrar que por fin, tras cinco meses y medio, la verdad ha salido a la luz con la declaración judicial de la delegada del Gobierno: ¡hubo apagón informativo! ¡No sabíamos lo que estaba pasando! ¡No pudimos actuar antes, ni enviar alerta ni otras medidas, porque se produjo un apagón informativo! ¡Era imposible saber lo que estaba pasando en los pueblos donde se ahogaron más de 200 personas!

Es el apagón informativo más loco de la historia, normal que se nos ponga cara de tonto al oírlas a ellas, a Mazón y a tantos medios y tertulianos que les hacen el juego, repetir otra vez lo del apagón informativo. Muy loco, no porque hubiese sobrada información de Aemet, Confederación Hidrográfica, bomberos sobre el terreno, policías de todos los municipios afectados, alcaldes, miles de llamadas al 112… ¡Es que todo se retransmitió en tiempo real! ¡Lo vimos todos, los valencianos y quienes a cientos de kilómetros lo seguíamos en directo desde nuestras casas!

Yo recuerdo que desde la tarde lo estaba escuchando en la radio, con llamadas de gente atrapada en sus coches. Otros lo vieron en las televisiones, incluida la autonómica valenciana que hizo un seguimiento especial todo el día con conexiones sobre el terreno. Y hubo quien recibió y compartió vídeos por WhatsApp o en redes sociales de coches flotando, puentes arrastrados, vecinos en los balcones grabando la riada en su calle, gente agarrada a una ventana, todo desde mucho antes de las ocho de la tarde. Algunos vídeos eran del mediodía en las primeras zonas inundadas, y por sí mismos ya justificaban medidas excepcionales.

Un apagón informativo en toda regla. Normal que la jueza lleve meses investigando, recopilando material de los organismos responsables, solicitando llamadas y mensajes, citando testigos, tomando declaración a imputados, como si intentase averiguar quién mató a Kennedy. Imagino que la propia jueza lo vio todo aquel día en la tele o en sus grupos de WhatsApp, y se le pone también a ella cara de tonta mientras levanta acta de la incompetencia y negligencia de los responsables.

A mí me recuerda a los meses posteriores a los atentados del 11M, cuando en sede judicial, en la comisión de investigación y en los medios, escuchábamos al ministro de Interior, a los responsables policiales o al presidente Aznar, argumentando que en los días posteriores a la masacre había mucha confusión, pistas poco claras, hipótesis, sospechas…, y que por eso sostuvieron la autoría de ETA. ¡Pero si todos sabíamos que no era ETA desde la misma tarde del 11M! ¡Nosotros, los mindundis, lo supimos oyendo la radio!

Lo mismo ahora: los mindundis supimos la misma tarde de la DANA que aquello no era normal, no parecía la habitual gota fría, tenía pinta de que iba a morir gente, y del presidente para abajo todos debían estar en sus puestos. Y lo único que hacíamos era ver la tele, oír la radio, seguir redes sociales. Uno siempre espera que responsables de emergencias y autoridades tengan algo más de información que nosotros, pues cuentan con recursos, personal, tecnología, protocolos. Y resulta que no: ellos sufrieron un tremendo apagón informativo mientras los demás lo estábamos viendo todo, todo. Por lo visto ni en el Cecopi, ni en los despachos de tantos cargos, ni por supuesto en el comedor del Ventorro, había aquel día un televisor encendido o un viejo transistor. Apagón total.

“Al final la verdad siempre sale y se conoce”, dice Gamarra. Pues eso.

Fuente: Isaac Rosa en eldiario.es

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Fuente: Raquel Ejerique en eldiario.es

El Cecopi de los idiotés

Mazón estaba de sobremesa, pero por la causa judicial sabemos que Salomé Pradas no sabía nada emergencias, que no lo localizó en las horas clave o que su número dos chateaba con conocidos que le pedían helicópteros. El número tres acababa de llegar de unas vacaciones y minimizó las 19.000 llamadas al 112. El bombero que dirigía la operación retiró a quienes medían los barrancos y la vicepresidenta tuvo por toda actuación un “jope”.

Mazón, rodeado de autoridades de Emergencias en su segunda comparecencia en À Punt, el pasado 29 de octubre

Las declaraciones de imputados y testigos ante la jueza de Catarroja que investiga las muertes de la DANA están pintando el cuadro de quién gobernaba en la Comunitat y cómo gobernaba en la peor emergencia de la historia reciente. Para que todo saliera mal no hizo falta solamente que el president de la Generalitat estuviera de comilona, que la consellera no diera con él y que no apareciera por el centro de mando hasta que 228 personas hubieran fallecido. Se necesitaron muchos indignos gestores de lo público, muchas decisiones ineptas que salen ahora a la luz en forma de rencillas y sálvese quien pueda. Algunas de esas personas siguen hoy en sus puestos. El “gobierno de los mejores” que vendió Mazón cuando se convirtió en president en mayo de 2023 ha resultado ser una sombra tétrica y porosa de lo que debe ser un grupo de líderes.

Según ha mantenido él mismo, que estuviera de comida y sobremesa no tiene importancia porque él no era necesario, sino contingente. Además, ha mantenido siempre que estaba localizable y en comunicación constante con la consellera de Emergencias, Salomé Pradas. Lástima que su registro de llamadas enviado al juzgado acabe de revelar que Mazón estuvo ilocalizable para ella en los momentos claves el día de la DANA, con el Cecopi paralizado y la alerta sin enviar, coincidiendo con los recesos de la reunión y poniendo en duda la teoría de que “no se estaba esperando al president Mazón para mandar el SMS”.

Abogada de formación, Pradas se había encargado hasta julio de ese año de Justicia, pero cuando Abascal mandó salir a los suyos de los gobiernos autonómicos, el president decidió en 24 horas que Pradas iba a encargarse de catástrofes. Pradas no se puso al día de esa responsabilidad. Lo asumió sin más hasta que se tropezó con la riada el 29 de octubre. Como admitió sin pudor ante la jueza el día de su declaración, ignoraba todo lo relativo a la gestión de una catástrofe, de hecho ha dado muestra de desconocer hasta su propio rol de mando único. Como ejemplo de su incompetencia, o simple falta de sentido común, ahora sabemos por la declaración judicial de la delegada de Gobierno que, ante la posible rotura de la presa de Forata, Pradas quiso ordenar que se evacuara a la población de decenas de pueblos. No hace falta tener muchos trienios para saber que no puedes evacuar por carretera a cientos de miles de personas –entre las que hay mayores, niños, dependientes– ante un peligro inminente, al menos que pretendas que mueran en un colapso de tráfico y pánico. Afortunadamente, alguien del Cecopi la recondujo.

El número dos de Pradas era Emilio Argüeso, también sin formación específica en catástrofes y la persona que la acompañó durante ese día. Según el propio volcado de su móvil que aportó al juzgado, en las horas más negras estuvo pendiente de su teléfono, al que llegaban mensajes de auxilio de amigos y conocidos y que él aportaba al Cecopi como si esa fuera su misión: ayudar a colegas mientras no se tomaban decisiones sociales y públicas. De hecho, por la mañana también recibió peticiones del entorno de Mazón. Alguien preguntó en un chat si se podía ir a Xàtiva por carretera pese a las lluvias. El jefe de gabinete de Mazón, que estaba en un asunto “privado”, es quien finalmente se quedó atrapado allí y sin cobertura. El conseller de Educación, con 60 colegios cerrados por la mañana, no tuvo actos más allá de asistir al pleno del Consell y se marchó a pasar el día a su Alicante natal, mientras el responsable de carreteras –donde murieron decenas de personas– seguía su agenda de inauguraciones y premios como si nada.

También sabemos ahora por el volcado del móvil de Argüeso que, ante el aviso de que los barrancos iban a desbordar, la vicepresidenta Susana Camarero tuvo una reacción cuanto menos flemática, siendo la número dos de un gobierno: “Jope, si necesitas algo, nos dices”. Camarero es la responsable de los Servicios Sociales, lo que incluye residencias de mayores, menores o centros tutelados. Solo en la Residencia Savia de Paiporta fallecieron seis personas y, en muchas otras, decenas de ancianos quedaron mojados, aislados y sin medicinas en plantas superiores gracias al esfuerzo titánico y a pulmón de empleadas y cuidadores que no recibieron ninguna ayuda.

Cabría pensar que era una cuestión de incompetencia política y que, en el escalafón de técnicos inmediatamente inferior la visión estratégica era otra, pero según las declaraciones en el juzgado, tampoco. Argüeso contó que el número tres de Emergencias, Jorge Suárez, se había cogido unas vacaciones y se incorporó a su puesto algunas horas antes de la tragedia. Aunque los modelos de precipitaciones llevaban diez días avisando de las inusuales lluvias que se avecinaban, el subdirector de Emergencias de la Generalitat Valenciana no había hecho más preparativos los días previos al 29-O que sus propias maletas. Según Argüeso, Suárez fue quien restó importancia a las 19.000 llamadas al 112: “Dijo que no había que tener en cuenta las llamadas al 112 porque de un único accidente de circulación pueden llamar cincuenta personas”, comentó a la jueza.

Otro de los “técnicos” que se suponía que iba a reaccionar era el veterano bombero José Miguel Basset, que no estaba de vacaciones pero sí vislumbrando su jubilación. Al ser el jefe de la provincia le ‘tocó’ ser el director de la Emergencia: quien pide, pone y quita recursos. Rechazó aviones, helicópteros y ayuda los primeros días. Colocó a todo el ejército en el mismo sitio, en Paiporta, dejando sin soldados el resto de localidades. Retiró a los bomberos forestales a las 15 horas del día 29 de los barrancos y dejó de medir caudales “sin avisar” a nadie, lo que convirtió el Poyo en un punto ciego, según dijo Argüeso a la jueza. Luego quiso colarles a los bomberos de base los muertos, sugiriendo que los desconvocó porque “tenían ganas de comer”. Los forestales hicieron pública su comilona: unos bocatas comprados a correprisa en un supermercado de Chiva previendo que iban a tener una tarde complicada. Mientras, Mazón iba por las “setas de temporada” mientras se bebía una botella de vino con Maribel Vilaplana.

Por la declaración de la delegada de Gobierno sabemos también que la Confederación del Júcar no habló del Poyo en el Cecopi (aunque sí envió los datos cada cinco minutos y un correo específico de alerta a las 18.45) y que a las siete de la tarde Bernabé avisó a Pradas de que Paiporta se inundaba. Pradas se jactó de estar al tanto de otros pueblos en esa situación, haciendo ver que tenía más información con la que no hizo nada. Ahora sabemos que en esa hora crítica estaba intentando localizar a Mazón sin éxito. Tendría que pasar más de una hora para que se mandara el SMS y una hora y media para que apareciera el president de la Generalitat por la puerta del Cecopi a pedir a la gente que subiera a plantas altas, gente que ya estaba atrapada o muerta. Todo eso pasó delante de los ojos de todas las autoridades competentes de evitar la tragedia, que eran las autonómicas según la ley, la jueza y todos los planes de inundación. Y cuanto más se conoce lo que hizo cada uno, más incomprensible resulta.

La comida del Ventorro es un eslabón de una cadena de ineptitudes en la que muchos fallaron. Por pereza, vacaciones, negligencia, incompetencia, desconocimiento, por confiarse, por falta de visión, liderazgo o por omisión. Dicen que una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil. El día 29 de octubre, en València, simplemente no había una cadena, sino una ensoñación de poder, un grupo de idiotés –en el original griego, el que se dedica solo a sus intereses y no a la vida pública–, fingiendo estar presentes mientras se miraban entre ellos buscando qué hacer, al igual que ahora se miran entre ellos para ver a quién se le puede echar la culpa.

Fuente: Raquel Ejerique en eldiario.es

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