Profesionales de toda España salieron a la calle este 13 de junio para protestar contra un texto que, lejos de modernizar la profesión, ahonda en la desprotección de los facultativos. El Ministerio de Sanidad ignora el colapso del sistema y ofrece parches sin financiación.

Un Estatuto que no escucha a los médicos
El Estatuto Marco, presentado por el Ministerio de Sanidad como una «herramienta de progreso», ha desatado la indignación unánime de los profesionales. Lejos de solucionar los problemas estructurales de la sanidad pública –falta de personal, agotamiento crónico, salarios desiguales–, el texto consagra la precariedad y evita compromisos económicos reales.
La ministra Mónica García insiste en que el estatuto «ordena y mejora» las condiciones laborales, pero ni los sindicatos ni la Organización Médica Colegial (OMC) ven avances. Al contrario, denuncian que el Gobierno ha cerrado en falso un debate que lleva años sobre la mesa.
La actual convocatoria de huelga para este viernes cuenta con el apoyo del Foro de la Profesión Médica, constituido por la Organización Médica Colegial (OMC), la Federación de Asociaciones Científico Médicas de España (FACME), el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM), la Conferencia Nacional de Decanos de las Facultades de Medicina (CNDFM) y la Confederación Española de Sindicatos Médicos (CESM). Además, el conflicto ha recibido también el apoyo de las principales organizaciones sindicales y colegiales a nivel europeo.
Lo que el Ministerio calla: las siete claves del descontento
- Guardias forzosas sin límite claro: El borrador no fija un máximo estatal, dejando la puerta abierta a cinco o más guardias mensuales, con el consiguiente riesgo para la salud de médicos y pacientes. Según el Sindicato Médico de Madrid (Amyts), esto agravará el ya insostenible agotamiento de los profesionales.
- Jornadas interminables: En lugar de reducir la semana laboral a 37,5 horas (como reclama la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME)), el texto mantiene horarios de hasta 42-45 horas, sin mecanismos eficaces contra el burnout.
- Guardias que no cotizan para la jubilación: Las guardias no presenciales siguen sin computar para la pensión, lo que supone una merma escandalosa en los ingresos futuros. La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) lleva años denunciando este vacío legal.
- Salarios que no reflejan responsabilidad ni formación: El estatuto no garantiza un sueldo digno, perpetuando diferencias de hasta 20.000 euros anuales entre comunidades. Un informe de Sanidad en Datos reveló que un médico en Asturias puede ganar un 30% menos que otro en Baleares por el mismo trabajo.
- Formación continuada abandonada: No hay tiempo remunerado ni fondos adicionales para la actualización profesional, algo esencial en medicina. La OMC advierte de que esto degrada la calidad asistencial.
- Retribuciones caóticas: El modelo sigue premiando la acumulación de horas extras en lugar de la cualificación. Como señala un estudio de la Fundación Gaspar Casal, esto incentiva el «presentismo» en lugar de la excelencia.
- Carrera profesional devaluada: Un médico con dos décadas de experiencia puede terminar cobrando lo mismo que uno recién graduado. Para el Colegio de Médicos de Barcelona, esto explica la fuga de talento al sector privado.
La gota que colmó el vaso: un diálogo sordo
Lo más grave no es solo el contenido del estatuto, sino cómo se ha impuesto. El Ministerio presume de «consenso», pero:
- La negociación fue express: los colegios médicos denuncian que se les dio sólo 15 días para revisar un texto complejo, como recoge Redacción Médica.
- Hay promesas sin cifras: se habla de «mejoras», pero no hay un euro extra en los Presupuestos Generales del Estado para financiarlas.
- Se ignora el agotamiento postpandemia: tras años de sacrificio, los médicos reciben más burocracia y menos apoyo real.
La sanidad no se defiende con parches
Mientras el Ministerio repite eslóganes vacíos, la realidad es que el sistema público se sostiene gracias a la buena voluntad de profesionales cada vez más cansados; sin medidas reales contra la fuga de talento, este estatuto acelerará el colapso.
La pregunta es clara: ¿escuchará por fin el Gobierno a quienes sostienen la sanidad, o seguirá gobernando con oídos sordos?
Fuente: Redacción Kaosenlared
Imagen: Simulada; producción propia