Los derechos no se heredan, se defienden

Gran parte de las nuevas generaciones no son conscientes de que muchos de los derechos actuales costaron mucho esfuerzo conquistarlos y cuesta mantenerlos

Todo tipo de derechos, políticos, sociales o laborales no son perpetuos. En un momento histórico determinado cada uno de ellos fue conquistado. Pero de la misma manera pueden perderse en otro momento histórico.

La propia idea de democracia se inició con la Revolución Francesa y pasaron décadas hasta que se consolidó en la mayoría de los países occidentales tal como los conocemos ahora. En nuestro país fue a finales de los años 70 del siglo XX cuando se logró alcanzar después de mucha lucha y de una larga dictadura que duró más de 40 años desde 1939 hasta 1978 cuando la ciudadanía votó la actual Constitución.

En el momento actual es necesario tener memoria de nuestra historia para saber que debemos conservar y mejorar la situación de nuestra sociedad

Con esta Constitución se han conseguido una gran parte de las libertades políticas y de todo tipo: asociación, reunión, expresión, etc. Desde entonces muchas de las libertades establecidas tuvieron un posterior desarrollo y otros derechos de nuevo tipo se conquistaron después de años de movilización. Así derechos como el del divorcio, el aborto, el reconocimiento legal de la homosexualidad, etc., fueron nuevas conquistas derivadas de la movilización social. 

Pero todo ello no ha seguido una línea recta, sino que ha tenido altibajos derivados de quien gobernara y de la correlación de fuerzas. Se ha avanzado fundamentalmente con gobiernos progresistas y se ha retrocedido en la mayoría de las ocasiones con gobiernos conservadores. Se han dado conquistas de derechos laborales derivados de movilizaciones sindicales de los trabajadores contra gobiernos de derechas y algunas veces contra gobiernos socialistas. Y también se han dado retrocesos, con el Gobierno de Rajoy se recortaron los derechos laborales establecidos en el Estatuto de los Trabajadores que no se han recuperado hasta la llegada del actual gobierno progresista. Rajoy también dejo sin presupuesto alguno en sus ocho años de gobierno la Ley de Memoria democrática.

Asimismo, hemos vivido actuaciones profundamente antidemocráticas como la “guerra sucia” contra ETA por parte de grupos parapoliciales vinculados al Gobierno de Felipe González. O el intento del segundo gobierno de Aznar al mentir sobre los autores de los atentados del 11 de marzo en Madrid que pretendió atribuir a ETA cuando se sabía que era un atentado islamista. En ambos casos finalmente las urnas castigaron a los gobiernos responsables. 

El desconocimiento de lo que han costado los actuales niveles de libertad y derechos sociales de todo tipo es el peor enemigo para su supervivencia y mantenimiento

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También se han dado grandes movilizaciones populares que no han alcanzado sus objetivos como fue la campaña contra la OTAN que se perdió en el referéndum sobre el tema. Así mismo en el 2011se efectuó una profunda Reforma de la Constitución que comportó un importante retroceso llevado a cabo con un rápido acuerdo del PSOE y el PP para priorizar la estabilidad presupuestaria por encima de la inversión social lo que comportó más desigualdad, y todo ello sin ratificarlo con el refrendo de la ciudadanía.

Gran parte de las nuevas generaciones no son conscientes de que muchos de los derechos actuales costaron mucho esfuerzo conquistarlos y cuesta mantenerlos. Nadie ha regalado nada a la ciudadanía y si esta no es consciente de ello existe en muchas ocasiones el peligro de perderlos. Por eso es tan importante la Memoria Histórica, y por ello es tan fuerte la resistencia de las derechas y de los más poderosos para que no se difunda. La Memoria Histórica no debería ser una reliquia que hay que salvaguardar, sino que ha de ser un elemento vivo, que se dé en la enseñanza a todo nivel, es conocer nuestra historia. El desconocimiento de lo que han costado los actuales niveles de libertad y derechos sociales de todo tipo es el peor enemigo para su supervivencia y mantenimiento.

Existen muchos derechos consagrados en la Constitución que después de más de cuarenta años aún no se han desarrollado en gran parte porque no hay consenso entre los que desean avanzar en derechos y los poderosos que se resisten a perder privilegios. El derecho social a la vivienda por ejemplo es uno de ellos textualmente la Constitución dice: “Artículo 47: Este artículo establece el derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada para todos los españoles”. Y delega en los poderes públicos la obligación de promover las condiciones necesarias para garantizarlo. Esto implica regular la utilización del suelo, entre otras medidas, para impedir la especulación y asegurar que la vivienda sea accesible, los poderes públicos tienen la obligación de promover las condiciones necesarias para garantizarlo. 

Y como este existen otros muchos ejemplos de artículos de la Constitución pendientes de desarrollo como por ejemplo el referente a la participación de los trabajadores en la empresa. En el Artículo 129.2 dice “Los poderes públicos promoverán eficazmente las diversas formas de participación en la empresa y fomentarán, mediante una legislación adecuada, las sociedades cooperativas. También establecerán los medios que faciliten el acceso de los trabajadores a la propiedad de los medios de producción”. Su no desarrollo es lo que convertía en realidad la afirmación de Marcelino Camacho cuando decía: “la democracia aún no ha entrado en las empresas” en referencia al poder absoluto y no democrático de los empresarios.

En su formulación la Constitución Española es una de las más avanzadas de Europa, pero faltan muchos preceptos por desarrollar y es evidente que el problema es la diversidad de posiciones políticas entre las izquierdas y unas derechas cada vez con tintes menos democráticos y en ocasiones demagógicos. Como explicar sino la radical oposición del PP a la Ley del “Matrimonio Igualitario” que se aprobó en 2005, que permitía el matrimonio entre personas del mismo sexo y, como consecuencia, todos los derechos que ello suponía: adopción conjunta, herencia y pensión. Oposición que poco tiempo después se convirtió en celebración del matrimonio de Javier Maroto, alcalde de Vitoria y futuro portavoz del PP, con una persona del mismo sexo y con la participación en el acto de los máximos dirigentes del partido. ¿Hay algo más hipócrita que esto?

En el momento actual es necesario tener memoria de nuestra historia para saber que debemos conservar y mejorar la situación de nuestra sociedad. Y para ello hemos de ampararnos en el recuerdo de las conquistas sociales que se han conseguido para preservarlas. Y algo más para que sean punto de partida para avanzar en nuevas conquistas sociales y laborales que nos permitan fundamentar nuevos derechos de este Siglo XXI, y evitar los intentos de la reacción conservadora, muy activa en estos tiempos a nivel global para hacernos retroceder en esas conquistas de las sociedades avanzadas que deben ser cada vez más globalizadas.

Y la conservación de los avances en derechos democráticos conseguidos debe ser sólo el prefacio o la palanca para plantearnos la conquista de nuevos derechos derivados de las nuevas necesidades regulatorias frente al desarrollo del actual mundo global. Mejorar los derechos conquistados, crear nuevos derechos y avanzar en la reivindicación de un mundo más justo, más social y por tanto más libre.

Y entre otras cosas ir en la dirección que ha planteado Unai Sordo, secretario general de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras: “Tenemos que generar políticas públicas que den respuesta a los anhelos de la mayoría. Lo que ya hicimos los sindicatos en la clandestinidad. Mejorar las condiciones laborales era lo que chocaba con el régimen”… “Se trata de canalizar esos anhelos de una ciudadanía que es del siglo XXI, y no del XX. El mensaje de esperanza me parece absolutamente determinante. El pesimismo es profundamente político y reaccionario”.

Fuente: Manel García Biel en nuevatribuna.es

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