La rebelión fiscal de los egoístas

Los más pudientes no quieren pagar impuestos, y el PP de Feijóo, Moreno y Ayuso sirven a sus intereses en las instituciones

La derecha política actúa como gestor fiscal de aquellos que acumulan más patrimonios, más beneficios, más comisiones, y se niegan a contribuir al bien común.

El debate fiscal tiene varias perspectivas. Desde la moral individual, el debate se da entre solidaridad y egoísmo.

Desde la perspectiva ideológica, el debate se produce entre quienes creen en la igualdad de partida y quienes apuestan por el sálvese quien pueda, entre la justicia y la injusticia, en definitiva.

En cuanto al modelo social que persiguen unos y otros, el debate también es claro entre el Estado protector y distribuidor o el Estado ausente e indiferente.

Los egoístas y sus servidores políticos y mediáticos juegan a confundir cada día el auténtico debate fiscal.

Uno de las mayores engaños de la literatura económica contemporánea se refiere a la “teoría de la curva de Laffer”, que sostiene, contra la lógica y la evidencia científica, que a menos impuestos corresponde mayor crecimiento económico y, por consiguiente, más empleo y más justicia social.

Las bajadas de impuestos en Estados Unidos y Gran Bretaña se tradujeron entonces en mayores desigualdades, más precariedad social y más pobreza

Es mentira, claro. Y la prueba está en el resultado práctico de los gobiernos de Reagan y Tatcher, que esgrimieron tales teorías de la mano de la Escuela de Chicago. Las bajadas de impuestos en Estados Unidos y Gran Bretaña se tradujeron entonces en mayores desigualdades, más precariedad social y más pobreza. Hoy, también.

Se publican igualmente falsos “análisis” sobre la alta presión fiscal comparada o el gasto público disparado en España. En realidad, nuestro país se encuentra muy por debajo de la media europea tanto en uno como en otro factor.

Los viejos eslóganes neoliberales del “donde mejor está el dinero es en el bolsillo de los ciudadanos”, han quedado en evidencia durante las últimas crisis, cuando millones de ciudadanos han valorado forzosamente el gasto público en sanidad, protección social y ERTEs.

Los argumentos favoritos de los apóstoles del egoísmo, sin embargo, son los puramente demagógicos.

Intentan convencer a la opinión pública de que sus impuestos acaban mal gastados en la multiplicidad de ministerios -que no suponen apenas mayor número de unidades y gasto administrativo-, en el Falcon presidencial -como si los presidentes de derechas viajaran en bici- o en la llamada “caja de Sánchez”- tal que si se ingresaran en su cuenta personal-.

Los últimos posicionamientos de PSOE y PP representan las auténticas alternativas en el debate de la política fiscal. El PSOE en el Gobierno aplica gravámenes sobre los beneficios extraordinarios que se obtienen con motivo de la crisis, y aplica reducciones de impuestos sobre las facturas energéticas que han de pagar las clases medias y trabajadoras.

El PP, por el contrario, vota contra estas medidas y promueve la supresión del impuesto de patrimonio que pagan las grandes fortunasmenos del 1% de la población, los más pudientes.

Pretenden que los trabajadores de toda España paguen los regalos fiscales que prodigan a los más ricos y egoístas de sus territorios

Cinco son, al menos, las consecuencias negativas de la política fiscal del PP.

Debilita el Estado de Bienestar, que protege a las familias y asegura la igualdad de oportunidades. De hecho, y en pura coherencia, Madrid es la comunidad autónoma con menos gasto sanitario y educativo por habitante, al tiempo que cuenta con los mayores porcentajes de aseguramiento y escolarización privada.

Impulsa la regresión fiscal, es decir, beneficia en proporción a quienes más tienen y a quienes ganan, en detrimento de quienes menos tienen y menos ganan.

Fomenta la peor competencia entre territorios, porque no incentiva el talento o la innovación, sino que busca atraer a las mayores fortunas premiando su egoísmo, al coste de detraer los recursos precisos para sostener el bienestar general.

Nos aleja de las claves europeas e internacionales en materia de armonización fiscal, que promueven tipos mínimos generalizados y estrategias contra los paraísos y la elusión fiscal.

consolida los comportamientos más penosos y lamentables de aquellos gobernantes autonómicos que cada mañana regalan millones de euros en bajadas de impuestos a sus pudientes más egoístas, y cada tarde reclaman más financiación al Gobierno central.

Pretenden que los trabajadores de toda España paguen los regalos fiscales que prodigan a los más ricos y egoístas de sus territorios.

Fuente: Rafael Simancas en nuevatribuna.es

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