Juicio por el Goya de Esperanza Aguirre: un cuadro, una deuda y una venta millonaria que los salvó de la ruina. Su marido se justifica

Fernando Ramírez de Haro, marido de la expresidenta de la Comunidad de Madrid, comparece en un pleito civil ante la reclamación de uno de sus hermanos, que le acusa de haber vendido el cuadro familiar sin su permiso y sin cumplir su compromiso de entregarle más de 700.000 euros

El caso del Goya de Esperanza Aguirre llega a juicio / elDiario.es

Un juzgado celebra ese martes un juicio civil donde se mezclan nobleza, arte y política. Nobleza porque la demanda enfrenta a dos hijos del fallecido conde de Bornos, uno de los grandes de España. Arte porque el centro del pleito es una de las pinturas más enigmáticas de Francisco de Goya. Y política porque fue Fernando Ramírez de Haro, esposo de Esperanza Aguirre, quien vendió el cuadro al constructor Juan Miguel Villar Mir, amigo personal de la expresidenta, por más de cinco millones de euros y quien ahora se enfrenta a la reclamación de más de 700.000 euros de uno de sus hermanos. Según la demanda, Ramírez de Haro se comprometió a repartir entre sus hermanos una parte del dinero que ganó enajenando el cuadro familiar y al menos uno de ellos, el denunciante de este caso, nunca vio un céntimo.

El caso del Goya de Esperanza Aguirre fue desvelado en exclusiva por elDiario.es hace ahora cuatro años y medio. La familia política de la presidenta de la Comunidad de Madrid había tenido en su poder durante años un retrato apócrifo del marqués de Villanueva del Duero y dos años después de la muerte del suegro de Aguirre un peritaje reveló que el autor no era otro que Francisco de Goya. Un cuadro que nunca pasó por manos de las autoridades culturales estatales y regionales y que, por tanto, no estaba protegido como bien cultural con todas las ventajas que eso implicaba para una posible venta, tal y como advirtió la casa británica de subastas Sotheby’s.

Fernando Ramírez de Haro vendió el cuadro pocos meses después de descubrir su autoría y potencial. Más de cinco millones de euros que pagó el hoy fallecido Juan Miguel Villar Mir, entonces presidente de la todopoderosa OHL, un dinero que llegó a una cuenta bancaria que compartían el noble y la entonces presidenta madrileña. La venta acabó en los tribunales, primero sin éxito por la vía penal y ahora por la vía civil, cuando el diplomático y dramaturgo Íñigo Ramírez de Haro, cuñado de Aguirre, denunció que esa venta millonaria había sido ilegal y con el objetivo de salvar de la ruina al matrimonio unido en gananciales.

El caso navegó primero durante años en la jurisdicción penal hasta que la Audiencia Provincial de Madrid echó el cierre definitivo a la causa a principios de 2023. La querella del cuñado de Esperanza Aguirre relataba que su hermano le había engañado. El trato era que el marido de Esperanza Aguirre vendería el cuadro y, una vez renunciase a la herencia de su madre, distribuiría los beneficios entre todos los hermanos, pero el reparto nunca se produjo. Según la querella, que terminó archivada, en el seno de la familia se urdió la simulación de la donación para facilitar el proceso.

La Audiencia de Madrid, después de una abrupta investigación con archivos, reaperturas y recusaciones, entendió que había pruebas de que el marido de Esperanza Aguirre había “inventado” esa donación, pero no suficientes elementos para llevar el caso a juicio con varios delitos encima de la mesa. La eximente de parentesco entre los hermanos, la falta de indicios, la negativa de la Fiscalía a acusar por fraude fiscal y la veracidad de los documentos, aunque nacieran de un invento consensuado y perpetuado con una nota de voz, cortaban el paso a la vía penal. La venta millonaria del Goya que salvó de la quiebra a Esperanza Aguirre y su marido, sin proteger la obra y engañando a uno de los herederos, estaba a salvo.

Íñigo Ramírez de Haro decidió entonces llevar sus reclamaciones por una vía menos popular pero ajustada como un guante a un conflicto entre familiares: la vía civil. Una demanda interpuesta ese mismo año 2023 en la que reclama que su hermano le pague lo que le debe: algo más de 700.000 euros. Lo que tendría que haberle correspondido tras la venta y la muerte de su madre en 2019. Sobre la mesa está el acuerdo que firmaron los herederos del fallecido conde de Bornos que facilitó la venta con unas condiciones que no se cumplieron. Íñigo Ramírez de Haro nunca cobró su sexta parte del precio del cuadro y no se sabe si el resto de hermanos cobraron o perdonaron ese dinero.

Declara el marido de Esperanza Aguirre

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La vista está fijada para este martes en un juzgado de primera instancia de la calle Rosario Pino de Madrid, cerca de la Plaza de Castilla que acumula los juzgados de instrucción donde en un primer momento se tramitó la causa penal en torno a la venta del cuadro. El juez ha aceptado que comparezca tanto el marido de Esperanza Aguirre, Fernando Ramírez de Haro, actual conde de Bornos tras heredar el título de su padre, como una de sus hermanas que jugó un papel clave en la donación y el trayecto que el cuadro hizo desde su casa familiar hasta la propiedad de Villar Mir.

De este proceso judicial, cuya resolución no se espera como mínimo hasta dentro de varias semanas, saldrá una sentencia que establecerá si el marido de la expresidenta madrileña tiene que pagar o no más de 700.000 euros a uno de sus hermanos. Esa resolución todavía será recurrible ante la Audiencia Provincial de Madrid y, posteriormente si así lo deciden las partes, ante el Tribunal Supremo.

El caso del Goya de Esperanza Aguirre destapado por elDiario.es no se limita a una pelea intestina de una familia noble por el dinero de un cuadro. Su venta por más de cinco millones de euros coincidió en el tiempo con la participación de OHL en la masiva operación Canalejas, una reordenación urbanística en el corazón de la capital y que exigió el cambio de una ley autonómica y del plan general de Madrid. Las intrigas familiares han aflorado además la historia de un cuadro atribuido a uno de los mayores nombres de la historia de la pintura que pasó años colgado en un salón sin que nadie instara su protección ante el Ministerio de Cultura o la Comunidad de Madrid. Las dos instituciones más relevantes que presidió Esperanza Aguirre, directamente afectada por su venta, durante su prolífica carrera política.

Fuente: Alberto Pozas en eldiario.es

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Fuente: Alberto Pozas en eldiario.es

El marido de Esperanza Aguirre justifica la venta del Goya para pagar deudas: “Y todavía debo un pico al banco”

El cuñado de la expresidenta madrileña denuncia que fue engañado en el juicio entre familiares del condado de Bornos por el cuadro que Fernando Ramírez de Haro vendió por 5,1 millones que queda visto para sentencia

La historia del Goya de Esperanza Aguirre ha quedado vista para sentencia en un juzgado de Madrid. La vista celebrada este martes se prolongó durante tres horas en las que parte de la familia política de la expresidenta madrileña asistió a un cruce de acusaciones entre hermanos por el cuadro inédito que su marido, Fernando Ramírez de Haro, vendió al constructor Juan Miguel Villar Mir por más de cinco millones de euros para hacer frente a “una deuda importante”. “Era un momento grave y difícil para mí y vendí el cuadro, que era mío, todavía debo un pico al banco”, ha explicado el actual conde de Bornos al juez mientras se defendía de la acusación de su hermano Íñigo: haber roto su compromiso de reponer ese dinero a sus hermanos por la venta urgente del cuadro familiar.

La sala de vistas de la calle Rosario Pino de Madrid acogió el encuentro de las dos facciones de la familia Ramírez de Haro, herederos y descendientes del difunto conde de Bornos. Algunos resoplaban cuando un testigo decía que el cuadro era de todos los hermanos y otros bufaban de vuelta, mientras otro aseguraba que era propiedad exclusiva de uno de ellos, el marido de Esperanza Aguirre, el actual conde que ahora esperará unas semanas hasta saber si la sentencia le da la razón o le obliga a pagar más de 700.000 euros a su hermano Íñigo.

Entre testigos y abogados dibujaron la trayectoria del retrato del marqués de Villanueva del Duero hasta su venta al presidente de OHL. Beatriz Martínez de Haro explicó que fue su hermano Javier quien acudió a James MacDonald, “el gran experto en Goya del mundo mundial”, el que podía convertir un cuadro apócrifo en un Goya. Se subió a una escalera, cogió una linterna, y cantó victoria observando los botones de la chaqueta del retrato: “Es un Goya precioso”.

Ese aval de la gran casa de subastas británica Sotheby’s tenía un objetivo: que Fernando Ramírez de Haro pudiera pagar las deudas millonarias que había adquirido gestionando las fincas de sus hermanos. “Tenía una deuda importante y la asumí yo con mis bienes. Yo asumí esa deuda tan importante, era un momento grave y difícil para mí y vendí el cuadro, que era mío. Todavía debo un pico al banco”, explicó durante la vista el esposo de Esperanza Aguirre, que cifró ese remanente en más de un millón y medio de euros.

Ningún familiar del condado de Bornos discutió que se trataba de un cuadro familiar que se puso al servicio de Fernando Ramírez de Haro para salvar esas deudas que también arrastraban a Esperanza Aguirre, casada con él en gananciales. La pelea jurídica, que primero naufragó por la vía penal y ahora ha culminado en este juicio civil, es si Fernando Ramírez de Haro tenía derecho a vender el cuadro y no repartir ese beneficio, en determinadas condiciones, entre sus cinco hermanos.

El abogado de Íñigo Ramírez de Haro, el hermano demandante, defendió que esa donación nunca existió, que la familia modificó irregularmente la lista de bienes donados y heredados y, finalmente, incumplió su promesa de 2014 de terminar devolviendo ese dinero. Sus hermanos Fernando y Beatriz opinaron en sentido contrario: “Es una donación, es indiscutible, lo sabe toda mi familia, lejana o cercana”. Según explicaron, una tradición de los condes de Bornos de traspasar bienes familiares al heredero del título.

La concreción de las respuestas sobre actas notariales, testamentos, donaciones y tradiciones hereditarias de la nobleza se iban diluyendo a medida que avanzaban los interrogatorios. “Yo en estos asuntos no estoy muy preparado, lo han llevado los abogados, está todo hecho correctamente, se han pagado todos los impuestos, de estos temas jurídicos se ocupan otras personas”, dijo el marido de Esperanza Aguirre. “No somos juristas, repetimos como papagayos lo que nos decían los profesionales”, añadió su hermana Beatriz.

Del audio a la escopeta de oro del tío Pepe

En su alegato final de conclusiones, el abogado de Íñigo Ramírez de Haro resumió años de pleitos para reclamar que su hermano Fernando le pague los más de 700.000 euros que le corresponderían por el cuadro. “No hay donación, lo que hubo fue una situación de crisis, la esposa de don Fernando explicó llorando que tenían una situación catastrófica y don íñigo está impregnado del código de honor de la familia e hizo lo que pudo por ayudar”. Fue engañado, denuncia, con la venta del cuadro y la no recuperación del dinero.

El engaño, según explica la demanda, es cuando en 2014 se firma un documento en el que el actual conde de Bornos y esposo de Esperanza Aguirre se compromete a reponer a sus hermanos parte del dinero procedente de la venta del cuadro. Un documento que para Íñigo Ramírez de Haro era un “contrato” en toda regla y que para sus hermanos Fernando y Beatriz era solo una “declaración de intenciones”.

“Estaba muy agobiado y con la mejor intención del mundo hice la declaración, si me iba bien y me recuperaba haría lo que pudiera”, explicó. “Renuncié a la herencia de mi madre”, añadió. El legado contempla un edificio en San Sebastián, una villa en Biarritz, dinero en uno de los bancos más importantes de Suiza y dos pisos en París, en uno de los cuales reside su hermano Íñigo. Pero en ningún caso se comprometió por escrito a devolver dinero: “No es un contrato, no lo llame contrato, es un propósito que tuve con la mejor voluntad y generosidad”.

Según su abogado, el cuadro era suyo y no hay dinero que devolver: “No había ninguna deuda que reconocer, los hermanos nunca han tenido ningún derecho sobre el cuadro”. El debate sobre qué bienes habían sido donados y qué bienes habían sido usados, supuestamente, para inflar la herencia y equilibrar la balanza, llegó hasta “la escopeta de oro del tío Pepe”, que el juez consideró demasiado antes de cortar las preguntas sobre el arma.

Parte de la comparecencia de Beatriz Ramírez de Haro ha girado en torno a un audio desvelado por elDiario.es. El que ella envió a sus sobrinos, hijos de Esperanza Aguirre, explicando que se habían inventado la donación del cuadro a su padre para que pudiera venderlo y salvarse de la quiebra. Este martes, ante el juez, la hermana del demandante y el demandado dio a entender que ese audio era un relato “muy vestido y decorado” para conseguir el apoyo de la familia de Esperanza Aguirre en un momento delicado. “Era un elemento de presión, no es cierto lo que digo en el audio”.

El juzgado de primera instancia 49 de Madrid tiene ahora la misión de bucear entre años de conflicto familiar por un cuadro que se vendió en un contexto ajeno al juicio. Más de cinco millones de euros que salvaron de la ruina al matrimonio de Esperanza Aguirre por un Goya que esquivó la protección institucional y que acabó en manos del máximo accionista de OHL mientras esa constructora encabezaba la mastodóntica operación Canalejas.

Fuente: Alberto Pozas en eldiario.es

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Hoy martes arranca el juicio por el Goya de Esperanza Aguirre (PP): un cuadro inédito vendido a Villar Mir por 5 M€ sin protección cultural para ahorrarse impuestos. Hace una semana empezó el juicio a Arístegui y De la Serna (PP) por comisiones y sobornos en adjudicaciones en el extranjero.

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— Democracia real YA! #7291 (@democraciarealya.bsky.social) 30 de septiembre de 2025, 7:01



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