La Sala de Apelaciones estima la petición de Álvaro García Ortiz y Pilar Rodríguez y entiende que Alberto González Amador debe declarar para “averiguar todos los contornos de la supuesta difusión de datos”

La pareja de Isabel Díaz Ayuso tendrá que testificar en el Tribunal Supremo. La Sala de Apelaciones ha estimado un recurso del fiscal general, imputado en la causa por la revelación de un correo del empresario, y ha instado al juez Ángel Hurtado a tomar declaración a Alberto González Amador para que ayude a dibujar “todos los contornos de la supuesta difusión de datos”.
En las últimas semanas la Abogacía del Estado ha insistido en que el empresario ocultó a los tribunales que en febrero de 2024 no solo remitió su confesión escrita a la Fiscalía: también se la mandó por email a un Abogado del Estado. Un detalle que ahora tendrá que explicar ante Hurtado a petición de las defensas.
Los Abogados del Estado que defienden a ambos imputados en esta causa han expresado tanto de forma verbal como por escrito la importancia que conceden a que Alberto González Amador haya ocultado a los tribunales, desde su primera denuncia hace un año, que esa confesión no estaba solo en poder de la Fiscalía.
Las defensas pretenden que González Amador relate al juez Hurtado cómo gestionó ese y otros correos que su abogado Carlos Neira cruzó con el fiscal Julián Salto en las semanas previas a ser denunciado por fraude fiscal. No solo su confesión sino otro posterior del fiscal que Miguel Ángel Rodríguez, jefe de gabinete de Ayuso, filtró a la prensa dando una versión distorsionada de los hechos en la tarde del 13 de marzo del año pasado.
Hasta la fecha, el juez Hurtado había rechazado que González Amador tuviera que testificar en la causa abierta por su propia denuncia. Los tres magistrados de la Sala de Apelaciones explican que ha sido “la propia defensa” la que lo ha pedido y que así “será el afectado por la presunta divulgación quien ofrecerá los contornos de su actuación”.

Rechaza volcar el móvil de Miguel Ángel Rodríguez
En la misma resolución, la Sala rechaza que Miguel Ángel Rodríguez, jefe de gabinete de la presidenta madrileña, deba entregar su teléfono y que varios periodistas sean citados como testigos.
“Nada pueden aportar por el momento más que aquellas informaciones que suscriben”, dicen los jueces. Algunos de ellos son autores de informaciones que apuntan a que los detalles de un posible pacto estaban ya circulando por algunas redacciones horas antes de que esa información llegara a manos del fiscal general en la noche del 13 de marzo.
La Abogacía del Estado entiende que el testimonio de Miguel Ángel Rodríguez fue clave para revelar un escenario que, hasta la fecha, Alberto González Amador y sus abogados habían ocultado: que él mismo autorizó la difusión de algunos correos, salvo el de su confesión. Así lo demuestran los mensajes que el propio Rodríguez aportó al Supremo intercambiados con “Alberto Quirón” y que revelan, entre otras cosas, que el jefe de gabinete de Ayuso mintió a los periodistas cuando difundió que la Fiscalía había ofrecido un acuerdo al empresario pero que lo había retirado por órdenes de la cúpula del organismo.
El objetivo de las defensas, tal y como han expresado en sus escritos e intervenciones a lo largo del procedimiento que arrancó en octubre, es demostrar que fue el propio González Amador el que difundió esos correos y que, por tanto, los contactos de sus abogados con la Fiscalía ya no eran ningún secreto para cuando esa información llegó a manos del fiscal general y sus colaboradores en la noche del 13 de marzo.
Fuente: Alberto Pozas en eldiario.es

Fuente: Isaac Rosa en eldiario.es
Intenta contar lo de González Amador sin reírte
Me impresiona el aplomo con que ciertas personas son capaces de plantarse delante de juez, fiscal y acusaciones populares, y contar una historia inverosímil, retorcida y que hace agua por todos lados

No sé si alguna vez has estado delante de juez y fiscal, en la sala de un juzgado. Tanto si te acusaban de algo, como si eras denunciante o solo ibas de testigo, lo normal es que lo recuerdes como uno de los peores días de tu vida. Incluso si no has hecho nada malo y tienes la conciencia tranquila: se te pone cara de culpable nada más entrar por la puerta, sudas, no te llega la voz, balbuceas, hablas de más. Pleitos tengas, dice la maldición.
Por eso me impresiona el aplomo con que ciertas personas son capaces de plantarse delante de juez, fiscal y acusaciones populares, y contar una historia inverosímil, retorcida y que hace agua por todos lados. No digo que mientan: incluso si lo que dicen es verdad, son historias que cuesta creer, y te tiene que creer nada menos que la justicia. Pues lo hacen: van, lo sueltan, contestan preguntas y repreguntas durante horas, y tan tranquilos, oye. Cuando luego vemos el vídeo de la declaración, ni les tiembla la voz.
Prueba a practicar tú en casa, ya verás. Ponte delante del espejo e intenta contar lo que Alberto González Amador contó este jueves en el juzgado: que pagaste medio millón de euros por Círculo de Belleza SL, una empresita leonesa de depilación que no tenía personal, activos ni apenas actividad, sita en una farmacia de pueblo, propiedad de la mujer del directivo que te había hecho ganar dos millones en comisiones…, y que lo hiciste porque te interesaba mucho su “red de distribución”. Y que luego le cambiaste el nombre por el de Masterman & Whitaker Medical Supplie and Health Process Engineering SL, para facturarle trabajos a Quirón, empresa que contrata con el gobierno que preside tu pareja, y en la que es directivo el mismo tipo que te hizo ganar aquella comisión, marido de la dueña de Círculo de Belleza…
No vale, te has reído sin terminar de pronunciar lo de Masterman & Whitaker etc. Vuelve a empezar, y cuando seas capaz de contarlo todo sin reírte ni poner caras raras, sigue contando que, además, pagas 5.000 euros al mes por alquilar un ático de 200 metros cuadrados situado justo encima de tu pisazo de casi el mismo tamaño; y que el casero del ático es una empresa de León (como la empresita), administrada por el mismo fiscalista (hoy imputado) que en su día te asesoró para presuntamente defraudar a Hacienda, que compró el ático poco después de que tú comprases el piso, y además lo compró a tocateja, sin hipoteca ni recursos propios, con dinero prestado por un tercero (quién será, quién será).
¿Qué cara se te pone? Nada fácil mantener la compostura, verdad. Pues imagínate hacerlo en un juzgado, delante de juez y fiscal que te preguntan y repreguntan, y delante de los abogados de las acusaciones que están ahí mirándote aunque no les contestes. Un figura el tal González Amador. No digo que mienta, eh, que yo respeto su presunción de inocencia (aunque me da la risa si lo afirmo delante del espejo). Incluso si todo lo anterior es cierto, si de verdad no pagó un soborno, ni compró una sociedad instrumental para evadir impuestos, ni tiene un segundo ático de tapadillo; si todo tiene explicación y es perfectamente legal pese a su fea apariencia, incluso en ese caso hay que ser un figura para contar todo eso en un juzgado aguantando el tipo, durante más de dos horas de declaración.
Ahora ya sabes por qué él ingresa en una sola comisión más que tú en toda una vida trabajando, y él vive en dos áticos en Chamberí y tú no. Hay que valer, piltrafilla.
Fuente: Isaac Rosa en eldiario.es
