Café Calor, la novela gráfica de Bernat Bauzá, retrata la cara oculta de Baleares

En el panorama del cómic español surge Café Calor, la novela gráfica de Bernat Bauzá publicada por Dolmen Editorial y galardonada con el premio del Programa Cultural Art Jove 2024. No es casualidad que haya recibido este reconocimiento: la obra se adentra sin rodeos en una de las realidades más turbias y silenciadas de Baleares, la delincuencia organizada que florece bajo la apariencia turística, con sus redes de droga, prostitución y trata de blancas. A través de un relato ágil y sin concesiones, el autor nos sumerge en un entorno donde las luces ocultan sombras densas y peligrosas.
La historia arranca con un incendio en el Café Calor, un suceso que pronto se revela como el hilo del que tirar para destapar algo mucho más grande. El encargado de hacerlo es David, un policía recién llegado a la isla, que empieza a sospechar que lo ocurrido no tiene nada de accidental.

Su investigación le enfrenta con un universo en el que todo parece controlado por una mafia invisible pero omnipresente, que mueve los hilos de la ciudad con mano firme y sin escrúpulos. El cómic nos muestra un ecosistema corrupto, donde los poderosos dictan las normas, los pobres acaban atrapados en una red de manipulación y quien osa desobedecer recibe un castigo inmediato. David, en este contexto, encarna la figura del hombre honrado que se pregunta hasta qué punto puede resistirse a un sistema diseñado para doblegar a cualquiera.
Lo que más llama la atención de Café Calor es la forma en que combina la contundencia de la denuncia social con un estilo gráfico fresco, dinámico y con claras influencias del manga. El trazo es directo, la acción se despliega con rapidez y las páginas avanzan con una fluidez que atrapa al lector desde la primera escena. Es, sin duda, una obra que se lee rápido, quizá demasiado rápido. El ritmo acelerado funciona como un latido constante, pero deja la sensación de que hay mucho más por contar. El universo que Bauzá insinúa —esas mafias que controlan la isla, los tentáculos del poder que se extienden más allá de lo visible— merecería un desarrollo más amplio, con espacio para detenerse en los detalles, en los personajes secundarios, en los engranajes de esa maquinaria criminal que sostiene la fachada de la isla.
Bernat Bauzá ha firmado una novela gráfica de enorme potencial, con una mirada crítica hacia el territorio que la inspira y con una voz propia que no teme señalar lo incómodo
Y es precisamente ahí donde reside uno de los mayores logros de la obra: abre una puerta, plantea preguntas y deja en el aire un deseo de continuidad. La trama funciona, engancha y se disfruta, pero al cerrar el libro queda la sensación de que sería magnífico disponer de una edición más larga, un relato que se tome el tiempo de explorar todos los rincones de esa realidad soterrada. En cualquier caso, lo que ya está sobre la mesa es suficiente para confirmar que Bernat Bauzá ha firmado una novela gráfica de enorme potencial, con una mirada crítica hacia el territorio que la inspira y con una voz propia que no teme señalar lo incómodo.
Que una obra como esta haya sido reconocida con el premio Art Jove no solo supone un empujón a su autor, sino también una apuesta por un cómic que va más allá del entretenimiento para convertirse en un espejo de las contradicciones de nuestra sociedad. Café Calor es un testimonio gráfico de cómo la belleza y el brillo del Mediterráneo pueden esconder bajo la alfombra las miserias de la explotación, la violencia y la corrupción. Es, además, una muestra de que la nueva generación de autores baleares está dispuesta a narrar sus islas sin filtros, con crudeza y con un pulso narrativo que merece seguir creciendo.
Fuente: Pablo D. Santonja | @datosantonja en nuevatribuna.es