El escándalo de los cribados de cáncer sacude al Gobierno de Juanma Moreno

La gestión de la consejera Rocío Hernández, marcada por su tono frío, reaviva el debate sobre el deterioro de la sanidad pública andaluza

La Consejera de Sanidad, Rocío Hernández, en su toma de posesión / Fuente: Junta de Andalucía

El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, enfrenta una crisis política tras fallos en el protocolo de detección de cáncer de mama que afectaron a 2.000 mujeres. La consejera de Salud, Rocío Hernández Soto, es criticada por su falta de empatía en la gestión. La oposición aumenta la presión debido a recortes en sanidad

El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, afronta una de las crisis políticas más graves de su mandato tras el escándalo por los errores en el protocolo de cribado del cáncer de mama que han afectado a unas 2.000 mujeres en Andalucía. Lo que comenzó como un problema técnico dentro de la Consejería de Salud se ha transformado en un terremoto político que amenaza con erosionar la imagen de gestión y cercanía que el líder del PP andaluz ha cultivado desde su llegada a San Telmo.

El episodio estalla apenas dos meses después de que Moreno reconfigurara su Gobierno en una profunda crisis de gabinete, el pasado 29 de julio, que supuso la destitución de la consejera de Salud y Consumo, Catalina García. Cercada por protestas sindicales, denuncias judiciales y una creciente indignación ciudadana por el deterioro del sistema público de salud, García fue sustituida por la médica Rocío Hernández Soto, un perfil más técnico y flemático al que el presidente confiaba la tarea de desactivar la tensión política.

Sin embargo, el tono distante y monocorde de Hernández, que en su momento fue elogiado internamente por “matar de aburrimiento” a la oposición, ha terminado por volverse en su contra. Su gestión del caso de los diagnósticos tardíos de cáncer de mama ha sido criticada por la falta de empatía hacia las mujeres afectadas y por declaraciones percibidas como frías o insensibles. En una reciente sesión parlamentaria, la socialista Ángeles Férriz la acusó de “inhumanidad” y de tratar a las pacientes “como casos y no como vidas”, mientras la consejera respondía, sin alterarse, con explicaciones técnicas sobre el protocolo sanitario.

La propia Hernández ha admitido su “falta de empatía” en aras de la claridad informativa, y ha asegurado que “lo fácil sería dimitir”, aunque ha descartado hacerlo. Desde el entorno de Moreno también niegan que el presidente esté barajando su destitución, conscientes del coste político que supondría un nuevo relevo en plena precampaña electoral. “El presidente no va a cesar a la consejera de Salud en precampaña”, afirman fuentes del Ejecutivo.

De crisis de gestión a escándalo político

El caso ha copado titulares nacionales y generado alarma social entre las más de 485.000 mujeres que cada año se someten al programa de detección precoz del cáncer de mama en Andalucía. El propio Moreno, que comenzó la semana anunciando medidas fiscales para jóvenes y familias, terminó pidiendo disculpas públicas por los fallos en el protocolo y exigiendo a su consejera que se dedique “en cuerpo y alma” a resolver el problema.

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“Lo que me quita el sueño ahora es chequear a esas 2.000 mujeres cuanto antes”, aseguró el presidente durante un acto en La Toja (Galicia). La Junta teme que el impacto emocional del asunto –que afecta al cáncer más mortífero entre las mujeres andaluzas, responsable del 15,5% de los fallecimientos por tumores– erosione el valor más sólido de Moreno: su imagen de empatía y sensibilidad.

La oposición redobla la presión

Las formaciones de izquierda han aprovechado el escándalo para reabrir el debate sobre los recortes en la sanidad pública andaluza. El coordinador federal de Izquierda Unida, Antonio Maíllo, ha vinculado los fallos en el programa de cribado con “la política de recortes y el desmantelamiento del sistema público” que, a su juicio, impulsa el Ejecutivo de Moreno, al que considera el “gran responsable político” de la situación. Por su parte, el líder andaluz de IU, Toni Valero, ha anunciado una denuncia ante la Fiscalía.

Mientras tanto, en el Palacio de San Telmo se respira preocupación. No tanto por la ofensiva parlamentaria de la oposición, sino por la creciente percepción pública de que el Gobierno andaluz ha perdido la sensibilidad hacia un tema que afecta directamente a miles de mujeres. “Ahora la gente está hablando de esto en los bares y en las peluquerías, y eso es un problema serio”, admiten fuentes próximas al presidente.

Con las elecciones autonómicas previstas para junio de 2026, Moreno confía en que la tormenta amaine y que su gestión económica y moderación política sigan siendo su principal baluarte. Pero el episodio de los cribados de cáncer ha dejado al descubierto una grieta en la imagen de su Gobierno: la distancia entre la eficiencia tecnocrática que buscaba proyectar y la empatía que los ciudadanos esperan de quien gestiona su salud.

Fuente: mundoobrero.es

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