15 de octubre, Huelga General: con Palestina por una paz justa y duradera

Este miércoles, 15 de octubre, las clases trabajadoras de todo el Estado español han sido convocadas por las organizaciones sindicales en apoyo al pueblo palestino

Primero, lo primero. El acuerdo negociado por Trump y Netanyahu para conseguir un frágil y precario alto el fuego en Gaza, que Hamás y el gobierno de Netanyahu han aceptado a regañadientes y con reservas, supone un gran alivio para la población gazatí y palestina, que ha vuelto a respirar y puede empezar a recomponer sus vidas, reconstruir sus hogares, ciudades e infraestructuras, pensar en el futuro y recuperar parte de la esperanza que se les ha arrebatado en estos dos largos y duros años de terror, destrucción y genocidio. Ese alto el fuego y los acuerdos que conlleva son también un notable logro de la movilización pacífica y pacifista de la ciudadanía mundial que ha permitido parar el genocidio.

Por eso hay que celebrar con el pueblo palestino el alto el fuego logrado, que los bombardeos y ataques militares contra la población gazatí hayan cesado y que, pese a los obstáculos que siguen imponiendo el ejército y el gobierno de Israel, los alimentos y medicinas de la ayuda internacional hayan comenzado a entrar en Gaza y los intercambios de prisioneros y rehenes se hayan puesto en marcha. Y también por eso hay que mantener la vigilancia y la solidaridad con el pueblo palestino y convertir la tregua en una oportunidad de alcanzar una paz justa y duradera que ofrezca una salida viable a los deseos de la inmensa mayoría del pueblo palestino de convivencia en paz y con plena soberanía.

El pueblo palestino y su derecho a vivir en paz y alcanzar una soberanía plena para gobernar su destino necesitan de la solidaridad y el apoyo de todas las naciones y personas decentes del mundo para cuidar y consolidar dicha paz

Este miércoles, 15 de octubre, las clases trabajadoras de todo el Estado español han sido convocadas por las organizaciones sindicales para que se movilicen en huelgas, asambleas y paros en sus centros de trabajo y se manifiesten y encuentren en las calles y plazas de toda España para celebrar la tregua alcanzada, condenar el genocidio cometido por Israel, para que no se repita, y denunciar los negocios en los que sinvergüenzas milmillonarios de EEUU, encabezados por Trump y su familia y allegados, y de las dictaduras árabes petroleras quieren convertir la reconstrucción de Gaza. El pueblo palestino y su derecho a vivir en paz y alcanzar una soberanía plena para gobernar su destino, condición necesaria para la convivencia entre dos estados respetuosos con los derechos humanos y la legalidad internacional, necesitan de la solidaridad y el apoyo de todas las naciones y personas decentes del mundo para cuidar y consolidar la paz.

Hay que aprovechar la oportunidad que abre el acuerdo entre Trump y Netanyahu para alegrase junto al pueblo palestino del cese de los criminales ataques de Israel y convertirlo logrado en una paz justa y duradera. Demócratas, progresistas, pacifistas y el conjunto de la ciudadanía decente que valora la vida y los derechos de todos los seres humanos tenemos también otra oportunidad de volver a manifestar el próximo 15 de octubre nuestro apoyo al pueblo palestino en su larga y admirable búsqueda de la paz y nuestra denuncia a los que han apoyado, jaleado o justificado el genocidio.

El brutal y genocida gobierno Netanyahu no representa al conjunto de la ciudadanía israelí ni, mucho menos, a la totalidad del mundo judío. Hay muchas causas y explicaciones que ayudan a entender las razones y el cálculo político de Netanyahu para embarcarse en una guerra genocida contra la población gazatí, pero entender no es justificar. Nada puede justificar la matanza, la destrucción sistemática y la condena de hambre sufridas por el pueblo palestino y cometidas por sus verdugos del gobierno Netanyahu y el ejército israelí.

La paz, la democracia y la convivencia siguen estando en juego en Gaza y en Palestina, que necesitan de todos los apoyos posibles y del máximo de manos y voluntades para defenderlas

::Pasa en Carabanchel::

Antes o después, si la dinámica de presión y movilización popular a favor de la paz en Palestina se sigue extendiendo e intensificando en todo el mundo, Netanyahu y algunos de sus ministros, junto a otros responsables de los crímenes de guerra cometidos por autoridades civiles y militares israelíes en los dos últimos años, acabarán siendo juzgados por la Corte Penal Internacional.

La paz, la democracia y la convivencia siguen estando en juego en Gaza y en Palestina, que necesitan de todos los apoyos posibles y del máximo de manos y voluntades para defenderlas. No se me ocurre nada mejor que hacer el próximo miércoles, 15 de octubre, que apoyar las movilizaciones convocadas por las organizaciones sindicales en solidaridad con el pueblo palestino y participar en ellas para que el alto el fuego logrado no suponga un paréntesis, sino el inicio de un proceso negociado y pacífico capaz de alcanzar una paz justa y duradera.

Y escrito lo hasta aquí escrito, conviene reparar en que el cuadro y el contexto de lo que ha visto todo el mundo ha quedado incompleto. Por mucho que se intente ocultar o se considere inconveniente señalar, hay un elefante en la habitación que la narración no puede ignorar. Hamás se embarcó el pasado 7 de octubre de 2023 en una aventura criminal que no contó con la población de Gaza, que sufrió sus consecuencias, ni representaba al conjunto de la muy plural y admirable resistencia del pueblo palestino. Algunos de los responsables de esa criminal acción terrorista también tendrían que ser juzgados por el asesinato de 1.200 israelíes, la mayoría civiles inocentes e indefensos, y por el secuestro de otras 252 personas, que han sido utilizadas como medio de cambio y herramienta de chantaje y negociación. No son daños colaterales, son crímenes.

Nada permite justificar la utilización de las vidas y los derechos de población civil israelí como trofeos, mecanismo de chantaje y propaganda política o baza negociadora

Hay muchas causas y explicaciones, más o menos cercanas y remotas, que ayudan a entender esa criminal acción terrorista de Hamás, pero entender no es justificar ni, mucho menos, apoyar las locas presunciones de Hamás sobre los efectos y consecuencias de los monstruosos asesinatos y secuestros que llevaron a cabo contra civiles israelíes cuyo único delito era estar bailando o viviendo en el día y el sitio equivocados. Cerrar los ojos ante esa acción terrorista o tratar de eludirla no permite reconstruir la verdad ni beneficia en nada al pueblo palestino en su lucha por la paz y la constitución de un estado palestino plenamente soberano.  

Nada, ningún criterio ético, ningún objetivo político o militar permiten justificar la utilización de las vidas y los derechos de población civil israelí como trofeos, mecanismo de chantaje y propaganda política o baza negociadora. Tarde o temprano, algunos de los máximos responsables de ese acto terrorista tendrán que dar cuenta de sus decisiones ante el pueblo palestino y ante la Corte Penal Internacional.  

Fuente: Gabriel Flores en nuevatribuna.es
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