El cáncer es la primera causa de mortalidad laboral en la Unión Europea
En 2023 se produjeron en España más de 14.000 nuevos cánceres y 6.000 muertes por exposiciones laborales a agentes cancerígenos según las estimaciones realizadas por CCOO en un informe recientemente presentado.
Según la Comisión Europea (UE), el cáncer es la primera causa de mortalidad laboral en la Unión Europea, con un 53% del total de las muertes laborales cada año (frente al 28% debido a enfermedades cardiovasculares y el 6% a enfermedades respiratorias). Representa, por tanto, el mayor riesgo para la salud de los trabajadores, pero sigue estando infradeclarado.
Según estimaciones científicas, entre un 4% y un 10% de los cánceres detectados se deben a exposiciones a agentes cancerígenos en los lugares de trabajo.
UNA EPIDEMIA SILENCIADA
La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo estima que más de 32 millones de personas están expuestos a cancerígenos en la Unión Europea. El sistema de seguimiento y estimación de los expuestos laborales en Europa (CAREX, Carcinogen Exposure Database) señala que 1 de cada 5 trabajadores del continente están expuestos a carcinógenos laborales (Takala, 2015), 1 de cada 4 en España.
En 2023 se produjeron 279.260 nuevos diagnósticos de cáncer en España, de los que la evidencia científica más reciente advierte que el 5,3% se deben a exposiciones a agentes cancerígenos en los lugares de trabajo, recoge el informe del sindicato “Cáncer laboral, una epidemia silenciada”.
De los 14.000 casos estimados por CCOO, destacan los tumores de pulmón (5.176), próstata (1.740), mama (1.610) y vejiga (1.334). Respecto a los 6.000 fallecidos, las patologías más letales fueron las de pulmón (3.852), páncreas (696) y esófago (554).
AGENTES CANCERÍGENOS
Pese a lo abultado de las cifras, el año pasado en España sólo se registraron 94 partes de enfermedad profesional por exposición a cancerígenos (91 han sido en hombres y 3 en mujeres), lo que refleja que la exposición a agentes cancerígenos se produce mayoritariamente en sectores masculinizados. De los mismos, 58 están relacionados con el amianto. El resto tienen como origen la exposición a hidrocarburos aromáticos policíclicos, polvo de madera dura, polvo de sílice libre, cromo VI, ácido cianhídrico, cianuros, compuestos de cianógeno y acrilonitrilos, arsénico, cadmio, níquel, radiación ionizante, aminas y nitrobenceno.
En el análisis por comunidades autónomas se observa que el País Vasco acumula prácticamente el 50% de los canceres reconocidos, le siguen muy de lejos la Comunidad Valenciana, Asturias y Andalucía. La infradeclaración y las “enormes diferencias de notificación” contrastan con otros países de nuestro entorno como Alemania y Francia, según denuncia el sindicato.
Desde que en 1775 un cirujano londinense, el Dr. Percival Pott describiese el primer cáncer laboral, el cáncer de escroto de los deshollinadores, se han ido añadiendo multitud de asociaciones.
La normativa española recoge actualmente 17 agentes y 18 tipos de cánceres distintos asociados a ellos. Los tumores que más frecuentemente se han asociado con la actividad laboral son el cáncer de bronquio y pulmón, vejiga, cavidad nasal y senos paranasales, hígado, mesotelioma, leucemia, linfomas y cánceres de piel no melanocíticos.
En cuanto a los agentes cancerígenos, la Agencia de Investigación contra el Cáncer de la OMS ha contabilizado un total de 173. El amianto encabeza la lista. Partículas en forma de polvo como la sílice y el polvo de madera, numerosos metales como el cromo VI o el arsénico, las radiaciones ionizantes o la radiación solar que afecta a muchos colectivos como los trabajadores, de la construcción, jardinería, obras públicas, sector forestal.
También ciertos virus, bacterias o parásitos que, aunque tienen menor entidad, afectan de forma muy especial a agricultores y ganaderos, personal sanitario y de laboratorios o de tratamiento de aguas residuales.
A modo de ejemplo, un estudio conjunto de la OMS y de la Organización Internacional del Trabajo publicado en noviembre de 2023 advierte que la exposición laboral a la radiación solar es la responsable de 1 de cada 3 muertes por cáncer de piel no melanoma.
Existen profesiones que se han relacionado con mayor probabilidad de cáncer, como las bomberos, pintores, peluqueros, actividades de limpieza etc., donde existe una exposición combinada a varios agentes cancerígenos, e incluso ciertas formas de organizar el trabajo, como el trabajo a turnos, que implique la alteración de los ritmos circadianos, están relacionados con el cáncer.
OCUPACIONES PROFESIONALES
Según datos de 2021 del INSST (Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo) más de las tres quintas partes de las muertes analizadas se deben a cáncer de pulmón, colon, recto, estómago, páncreas y mama, y lo relaciona con las ocupaciones profesionales con más riesgo de padecer cáncer laboral. El menor riesgo de mortalidad lo presentaron ocupaciones que, en general, requieren alta cualificación. El riesgo de mortalidad más alto se observó en el cáncer de cavidad nasal y oído medio en vendedores ambulantes y el riesgo de mortalidad más bajo se observó en el cáncer de células escamosas de piel en profesores”.
“Si la invisibilidad y el desconocimiento de la realidad de las enfermedades profesionales es, sin duda, el principal déficit de la prevención de riesgos laborales en nuestro país, la infradeclaración del cáncer laboral lo es aún más, siendo los casos declarados prácticamente testimoniales. El cáncer laboral apenas existe en las estadísticas oficiales. Camuflado bajo la etiqueta de enfermedad común, permanece oculto”, denuncia en su informe el sindicato.
Tanto CCOO como otros sindicatos europeos han conseguido avances en los últimos años para la prevención del cáncer laboral. En concreto 4 modificaciones de la Directiva de Cancerígenos y Mutágenos, 3 de ellas ya traspuestas a la normativa española, además de una nueva directiva sobre amianto. Se ha logrado la clasificación como cancerígenas de sustancias muy relevantes, como el polvo respirable de sílice cristalina o los humos diésel, y se ha ampliado significativamente el número de agentes cancerígenos con valor límite obligatorio.
Aún así -advierte el sindicato- queda mucho por hacer para que el “Cáncer 0 en el trabajo” sea una realidad.
Fuente: Andrea Vicario en nuevatribuna.es