Un estudio cifra en 30 billones de dólares los beneficios obtenidos por las 25 principales petroleras y gasistas globales, mientras que los daños que han causado se cifran en 20 billones. La financiación del Fondo de Pérdidas y Daños será una de las claves de la COP28
La financiación de los mecanismos de las llamadas pérdidas y daños causados por la crisis climática va a ser una de las claves de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) que tendrá lugar en Dubai del 30 de noviembre al 12 de diciembre. Con una COP27 cuyo logro más importante fue lograr un acuerdo para crear el llamado Fondo de Pérdidas y Daños, la pregunta es quién y cómo se va a financiar un recurso milmillonario para paliar los efectos crecientes del cambio climático.
Aunque está claro que los países con responsabilidad histórica en la crisis climática —los más desarrollados— deberán ser lo que más aporten, el borrador pactado por el Comité de Transición creado para su desarrollo no concreta muchos de los detalles, entre ellos si los actores no gubernamentales deberán aportar fondos también. Está por ver si los naciones del mundo refrendan o amplían ese borrador, un documento que ya ha sido muy criticado y falto de concreción.
Al respecto, el instituto Climate Analytics, una organización especializada en análisis de datos sobre la emergencia climática, señala que las 25 principales compañías petrolíferas y gasísticas no solo podrían haber pagado su parte de los daños climáticos globales causados por su negocio, sino que además seguirían siendo rentables.
Javier Andaluz: “Desde luego las demandas del sur global se dirigen con mucha claridad a que la base de los donos sea de origen público”
Según el análisis de este instituto, el coste económico de los daños causados por las 25 mayores empresas dedicadas al petróleo y al gas en el período entre 1985 y 2018 asciende a 20 millones de dólares, pero en ese mismo período sus beneficios ascendieron a 30 millones, con lo que si hubiesen pagado por los daños causados, aún habrían obtenido 10 billones de dólares de beneficios. Desde esta organización verían factible que las grandes petroleras, como actores clave en la creación de la crisis climática, paguen su parte por los perjuicios causados.
La saudí Aramco encabeza la lista de compañías de la industria de los combustibles fósiles que más daño ha causado, según se desprende del análisis presentado este jueves. Si bien habría producido 2,8 billones de dólares en pérdidas y daños, sus beneficios ascenderían a casi el doble en el periodo 1985-2018: 5,4 billones. Le siguen la rusa Gazprom, la iraní National Iranian Oil Company, la estadounidense ExxonMobil, la mexicana Pemex y las británicas Shell y BP.
“Los Gobiernos deben intervenir y gravar a los contaminadores para que paguen por las pérdidas y los daños que están causando”, señala Carl-Friedrich Sschleussner
Solo las doce primeras compañías de la lista han producido 15 de los 20 billones de dólares en pérdidas, según el análisis. Por países, Arabia Saudí, Irán, China y los Emiratos Árabes Unidos son sede de las grandes petroleras de capital estatal que más daño han infligido al clima del planeta y a su vez más ganancias han tenido, mientas que en el terreno de las petroleras privadas ExxonMobil, Shell, BP, Chevron y TotalEnergies son las multinacionales con más responsabilidad en los daños causados por la emergencia climática.
Impuestos a las petroleras
“Tras los superbeneficios del año pasado, algunas de estas empresas están dando marcha atrás en sus compromisos climáticos, lo que demuestra que no podemos confiar en que lo hagan por sí solas, y menos al ritmo que necesitamos”, señala el autor principal del informe, Carl-Friedrich Sschleussner. “Los Gobiernos deben intervenir y gravar a los contaminadores para que paguen por las pérdidas y los daños que están causando. También necesitamos un compromiso firme en la COP28 para eliminar progresivamente los combustibles fósiles y mantener el 1,5 ºC”.
Entre las propuestas que salieron al respecto en la COP27 resonó especialmente la que planteó Mia Mottley, primera ministra de Barbados, un país especialmente azotado por la crisis climática. La mandataria isleña pidió gravar a las empresas de combustibles fósiles con un 10%, dinero que, pedía, fuese dedicado a las pérdidas y daños causados por la crisis climática.
Ann Harrison: “Un fondo para pérdidas y daños operativo y efectivo que pueda ayudar a recuperarse a las comunidades destrozadas por eventos climáticos catastróficos puede ser una cuestión de vida o muerte para las personas que se enfrentan a las graves consecuencias del calentamiento global”
El informe de Climate Analytics pretende “profundizar en el debate sobre pérdidas y daños y en la responsabilidad histórica de las empresas petroleras y gasísticas en el calentamiento actual, y se basa en el principio de ‘quien contamina paga’ para defender la necesidad de gravar sus beneficios” en pleno debate sobre de dónde va a salir el dinero para pérdidas y daños.
“Está esa tensión entre los bloques de países, primero, sobre si solo debe ser el norte global o si también tienen que poner fondos China, India y este tipo de grandes países, y, segundo, porque Estados Unidos y demás se están escaqueado y están hablando de la financiación privada”, explica Javier Andaluz, coordinador de Clima y Energía de Ecologistas en Acción. Este experto en las negociaciones climática deja clara una idea: “Desde luego las demandas del sur global se dirigen con mucha claridad a que la base de los donos sea de origen público”.
En cualquier caso, y a pesar de que el programa de trabajo del Comité de Transición sobre el Fondo de Pérdidas y Daños no ha finalizado, aún no se han definido las bases de los pagos para nutrir el Fondo ni quién va a poner el dinero. Sí se ha avanzando respecto a la institución financiera que lo albergaría, con una propuesta inicial de que sea, por un periodo de cuatro años, el Banco Mundial, algo que no ha gustado a gran parte de las naciones con menos recursos, dado el control de Europa y Estados Unidos sobre esta institución.
Como advertía a principios de mes Ann Harrison, asesora de política sobre cambio climático de Amnistía Internacional, “un fondo para pérdidas y daños operativo y efectivo que pueda ayudar a recuperarse a las comunidades destrozadas por eventos climáticos catastróficos puede ser una cuestión de vida o muerte para las personas que se enfrentan a las graves consecuencias del calentamiento global, como sequías, inundaciones, subidas del nivel del mar y pérdida de medios de sustento”.
Fuente: Pablo Rivas en elsaltodiario.com
Foto portada: Complejo Petroquímico de Tarragona | Álvaro Minguito