La enfermería de Madrid se levanta para pedir mejoras laborales: “Nadie valora nuestro trabajo hasta que se ve ingresado”

Un colectivo de profesionales programa manifestaciones para reclamando al Gobierno de Madrid que refuerce las plantillas, mejora de sueldos, evitar la precarización y la concesión un complemento por el riesgo a contagios

La enfermería madrileña ha decidido levantarse. Programa movilizaciones y protestas para reivindicar una mejora en sus condiciones laborales que repercuta en la atención que ese servicio presta a la sociedad. “No somos invisibles, somos imprescindibles”, reclama un grupo de jóvenes sanitarias, que se han aglutinado en el colectivo Enfermería de Madrid Unida, para denunciar la precaria situación en la que realizan su labor, en una de las autonomías más sacudidas por la pandemia y que más ha recortado durante años en la sanidad pública. “Nuestros compañeros huyen de Madrid. Es el sitio de España donde hay más contratos precarios, donde menos valorada está la profesión y en el que menos oposiciones hay. Los compañeros prefieren trabajar en cualquier otra comunidad”, explica Miriam García, que desempeña su labor en un centro de salud de la capital y se ha convertido en una de las voces de este colectivo, que trata de desvincularse de sindicatos y partidos políticos. 

“Llegamos a esta segunda ola desilusionadas y muy cansadas”, cuenta Adriana García, que trabaja en un hospital de la ciudad. Ante el aumento de la presión asistencial y el incremento del ritmo de contagios, este colectivo optó por llevar su reivindicación a la calle. Aprovechando el día de la fiesta nacional, el pasado 12 de octubre, mientras Vox paseaba sus reivindicaciones nacionalistas a bocinazos por el centro, varias decenas de profesionales se concentraron para protestar frente a la sede del Gobierno regional en la Puerta del Sol. Sus cánticos pedían “menos banderas” y “más enfermeras” y mejores condiciones para luchar “contra la precariedad y explotación laboral”.

Piden mejores condiciones laborales y refuerzos

Desde este colectivo reivindican la importancia de sus tareas. Aseguran que representan a miles de compañeras. “Creo que no nos tienen en cuenta. La enfermería está a pie de cama 24 horas al día. Se arrastra el pensamiento de que nos limitamos a ayudar al médico, pero somos una profesión independiente e interdisciplinar”, incide Adriana García, portavoz de este colectivo, que en Change.org lanzó una campaña con la que han conseguido recabar más de 24.000 firmas. Ante el panorama actual, piden al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso que se mejoren las ratios enfermeras-paciente, que sus sueldos se igualen al del resto de las autonomías, recuperar la jornada laboral de 35 horas semanales (actualmente realizan 37,5), estabilidad laboral con la convocatoria de más plazas a través de oposiciones y que su profesión pertenezca al grupo A1

Las profesionales entrevistadas por esta redacción coinciden al señalar que tienen la sensación de que la calidad asistencial que prestan ha ido empeorando debido a una sobrecarga de trabajo en la sanidad madrileña. “A veces tienes que descuidar muchos campos de la salud porque no somos suficientes. Yo no me sé los nombres de los pacientes y eso no es la Enfermería”, incide Adriana García, que cuenta que en un día cualquiera en el que esté siete horas realizando el triaje en las urgencias de su hospitales tiene “dos minutos” para tratar de averiguar qué le pasa al paciente que tiene delante. “En ese tiempo no tengo posibilidad de saber por qué ha venido. Si vienen muy graves, lo intentas, le dedicas más tiempo y se empiezan a formar colas en la puerta”, añade. Para estas profesionales las condiciones asistenciales impuestas por la Comunidad “redundan en la atención”, por esto tratan de que la sociedad también se de cuenta que no solo reivindican “reformas salariales”, también plantillas más holgadas para realizar su labor con mayor detenimiento y seguridad. 

Estas enfermeras explican que sus sueldos no superan los 1.500 euros netos mensuales si optan por no trabajar ni noches ni festivos y no tienen trienios de antigüedad. Si a su jornada laboral le suman seis noches y dos domingos, el salario puede llegar a 1.850 euros. Este colectivo reivindica que las retribuciones en la Comunidad de Madrid, a pesar de ser una comunidad con un alto coste de vida y con los precios de alquiler más elevados de todo el país, son de las más bajas si se comparan con el resto de autonomías. Según los datos recabados por Enfermería de Madrid Unida, las profesionales que desarrollan su labor en hospitales tienen un sueldo bruto medio de 1.961 euros, frente a los cerca de 2.500 euros que se abona a las sanitarias en Euskadi, Asturias y Murcia.

Faltan 12.000 profesionales para alcanzar la media europea

La escasez de enfermeras en la sanidad madrileña no es una reivindicación que haya llegado con la pandemia, colectivos y organizaciones que agrupan a estas profesionales han denunciado esta situación en varias ocasiones. En mayo de 2019 el Consejo General de Enfermería ya alertó de que España era uno de los países europeos con la ratio más baja de enfermera-paciente (585 profesionales por cada 100.000 habitantes), un indicador alejado de la media comunitaria, que estaba situada en 852 sanitarias por ciudadano. Según un informe publicado por esta institución, titulado Radiografía de la situación de los cuidados enfermeros en España, la tasa madrileña era en ese momento de 670 enfermeras por 100.000 habitantes, por lo que para equipararse a la media europa la Comunidad necesitaría 11.876 profesionales más en su sistema sanitario. La presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, reconoció que en nuestro país hay “un problema” de “falta de médicos y de enfermeros”. 

La campaña de vacunación de la gripe ha sido el último episodio en el que se ha evidenciado las cortas plantillas de la enfermería madrileña, según denuncian las profesionales entrevistadas y el sindicato Satse. Miriam García cuenta que en su centro de salud tienen pautada para esta campaña “tres minutos por paciente”, una situación que explica a cada persona citada que entra en su consulta para pedirle disculpas por ello. “Cuando empecé [hace nueve años], tenía la sensación de que conocía a mis pacientes, a sus familiares, hablaba con ellos. Ahora noto que han cambiado las cosas, no les conoces, no te sabes ni su nombre. Les tiras las pastillas y les dices que lo sientes”, responde.

Vivir una pandemia en primera línea de actuación no les ha impactado solo en su vida profesional, las consecuencias con las que el virus actuó en las camas de los hospitales madrileños también repercutió en su vida personal. Durante el confinamiento, Adriana García terminaba los días “dormida por agotamiento o llorando como un bebé”. En las urgencias en las que trabaja, la pandemia “llegó como un tsunami”. “En tres días teníamos todo colapsado. Me puse un escudo e intenté que los pacientes no tuviesen miedo, que tuviesen agua. Hablaba mucho con ellos o trataba de que pudiesen realizar videollamadas”, recuerda, aunque lo que vivía con más tristeza era el hecho de que murieran solos, sin compañía de sus familiares: “A la Enfermería esa situación nos duele mucho”. 

En primera línea de la pandemia

Marta, que desempeña su labor en un quirófano del hospital de La Paz, fue trasladada a las UCIs que se levantaron para hacer frente al alto volumen de ingresos. Todavía se emociona al recordar aquellos “dramáticos” meses. “No sé si soy capaz de volver a vivir una situación parecida”, responde mientras se le entrecorta la voz al otro lado del teléfono, al ser preguntada cómo afronta una segunda ola. “Fue horrible. Agotador. Llegaba a casa llorando todos los días. No sé si vamos a poder olvidar en algún momento el cansancio físico y emocional de aquellos días”, relata. Sin embargo, a pesar de ese esfuerzo, cuenta que siente que su profesión lleva “años siendo pisoteadas por las instituciones y por la sociedad”. “Nadie se plantea que el trabajo de una enfermera sea tan importante hasta que no está dentro de un hospital ingresado. En ese momento se da cuenta de lo que hacemos. La enfermera está siempre ahí y el médico, no”, relata.

Estas profesionales también han hecho frente a contagios, la Comunidad de Madrid es una de las regiones donde hay más sanitarios contagiados. Por delante de la autonomía gobernada por PP y Ciudadanos, solo se situaba Catalunya con 2.138 positivos entre sus profesionales de la salud y Castilla y León con 2.138. Las cifras de Castilla y La Mancha y Madrid se sitúan a la par, con 1.667 en la comunidad dirigida por Díaz Ayuso y 1.666 en la gestionada por Emiliano García-Page, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad.

Como compensación a estas consecuencias, el colectivo Enfermería de Madrid Unida solicita, entre otras peticiones incluidas en un manifiesto difundido a finales de agosto, que se les reconozca de “inmediato” un “complemento de peligrosidad de manera retroactiva al 1 de marzo de 2020”. Aunque, también requieren que ese plus sea “consolidable como reconocimiento al continuo contacto de tóxicos, de riesgo de contagios, de agresiones y de accidentes, que tenemos en nuestro día a día”. Agrupando todas las demandas, emplazan al resto de agentes sociales, partidos políticos y administraciones a iniciar negociaciones para suscribir un “gran pacto por la enfermería madrileña” que les permita mejorar tanto sus condiciones laborales, como la atención que prestan a la ciudadanía.

Fuente: Laura Galaup en eldiario.es

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