“Un proyecto colectivo como este puede suponer una alternativa muy real a la vida en las ciudades”
En el estado español existen cerca de 3000 pueblos abandonados, en un estado que ha visto como su población aumentaba cerca de un 36% desde 1975, el modelo territorial y especialmente la concentración de los diversos sectores productivos –totalmente adaptados al desarrollo capitalista impuesto por la lenta asimilación con el proyecto común europeo– han propiciado que el antaño estado rural se haya tenido que adaptar en desbandada a un reparto territorial caracterizado por la concentración poblacional al rededor de las ciudades. No se trata de un fenómeno exclusivo de nuestro estado, sino que se extiende como una de las características más definitorias de la actual macroestructura capitalista, no en vano el 73% de los europeos ya viven hoy en grandes urbes.
No se trata de criminalizar o satanizar a las ciudades, pero quizás sí deberíamos comenzar recalcar ciertos aspectos derivados del hacinamiento en las mismas que comienzan a resultar claramente problemáticos para el desarrollo social del conjunto de la ciudadanía. Desde la contaminación atmosférica, hasta la creciente desigualdad, pasando por los problemas de abastecimiento o la desconexión con el entorno natural, son muchos los inconvenientes que cada vez de forma más creciente llevan a muchos habitantes de las grandes ciudades a plantearse alternativas a la normalidad del desarrollo urbano en el capitalismo.
Precisamente bebiendo del neorruralismo y la okupación rural, en la primavera de 2013, un grupo de jóvenes llegó a Fraguas con un proyecto comunitario de repoblación rural. Un lugar del distrito municipal de Monasterio, en la provincia de Guadalajara, simbolizó para aquellos activistas el punto de inicio a una alternativa, una demostración de que existía vida más allá del metro abarrotado a primera hora de la mañana, el calor del asfalto o el ruido del claxon como forma bizarra de socialización.
No le resultaba ajeno al campo del estado español el sabor a revolución social y proyectos atrevidos, no en vano, diversos tipos de socialismo vivieron en nuestros pueblos y nuestras pequeñas aldeas algunas de las jornadas más brillantes de nuestra historia, por mucho que se empeñe todavía a día de hoy el oficialismo, en presentarnos la alternativa rural como un atraso, un panorama baldío, bruto y condenado a la extinción en aras de unas ciudades que representan el porvenir del ser humano, al menos de una parte de ellos. Dicen los más convencidos del discurso capitalista que los más aptos.
No sé, en cierta medida resulta raro que como siempre, pese a la condena segura del destino y la aparente evidencia científica del fracaso de cualquier alternativa al sistema capitalista –tal y como nos encontramos inmersos en el fin de la historia– siempre termine haciendo su aparición en escena el largo brazo de la represión del sistema. Da igual que sea para presionar un poco más al estado cubano, para silenciar al periodista o político disidente o para tirar por tierra el proyecto del militante de turno, siempre podemos contar con que aquel que se atreva a cuestionar el relato previamente establecido, terminará tarde o temprano por encontrarse en el mejor de los casos con un ligero empujón cara al fracaso o en el peor de los mismos, siempre y cuando decida insistir en el desafío, con sus huesos en prisión.
El pasado 8 de junio de 2018, el Juzgado de lo Penal número 1 de Guadalajara declaró a los pobladores de Fraguas culpables de delitos contra la ordenación del territorio y usurpación, tras ser acusados de saltarse la prohibición de realizar nueva construcción de vivienda en este paraje natural por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y la Fiscalía .
El territorio que antaño fuese una plantación de pinos para la explotación maderera y más tarde resultó expropiado por la dictadura franquista con la consiguiente expulsión de sus habitantes, no alberga hoy un gran ladrillazo como pudo ser Algarrobico o El complejo Bahía Fenicia de Almuñécar, aquí no existen hoteles de cinco estrellas, ni vistas al mar, sino que en esta localidad de apenas 1134 hectáreas, sus habitantes tan solo cuentan con un par de edificaciones rehabilitadas de forma artesanal, por un grupo de activistas que han decidido vivir su vida en un entorno emocional, productivo y social muy diferente al que la mayoría de alienados por el sistema solemos compartir cada día.
Con el rechazo al recurso por parte de la Audiencia Nacional de Guadalajara, la condena de un año y medio de cárcel a cada uno de los pobladores de Fraguas y la sanción de 16.380 euros, más los costes de la demolición de las casas de la población, tasada en 27.000 euros, supone a día de hoy una pesada espada de Damocles para unos jóvenes que únicamente pretendieron alejarse de esta alargada Babilonia capitalista.
Sorprendido ante las obvias contradicciones de una clase política que se llena la boca de medidas contra la despoblación rural y la recuperación de la España vacía y el silencio ante la aparente desproporción judicial contra quienes decidieron apostar por un proyecto vital en esa misma España, decidí ponerme en contacto con los repobladores de Fraguas y aprovechando su visita a Galiza para dar una serie de conferencias en diversos CSOA de Santiago y A Coruña, pude realizar la entrevista que os presento a continuación.
En En 2013 deciden poner en marcha un proyecto de repoblación en Fraguas ¿qué motivaciones los llevaron a tomar dicha iniciativa?
Las personas que iniciaron el proyecto de Fraguas eran personas de los movimientos sociales de Madrid que tras probar alternativas autogestionadas en las ciudad, vieron que aquello se les quedaba corto. En la ciudad te puedes autogestionar hasta cierto punto, pero lo que se buscaba era una autogestión real, una autogestión de la comida, las labores productivas e incluso las labores de gobierno… Buscábamos poder decidir que hacíamos con nuestras vidas. Esa fue la principal motivación que nos llevó a acudir a Fraguas.
¿Qué les llevo a elegir Fraguas?
Era un monte público, por tanto no tenía una propiedad particular, también había sido expropiado por el franquismo, con toda la carga simbólica y la legitimidad que te otorga eso, tenía agua, frutales, espacios para cultivar… Todo eso era básico, con todo eso la cuestión era ponerse a trabajar.
¿A día de hoy consideran que fue una buena elección?
Sin ningún tipo de dudas.
¿Qué papel jugó el estado español en la expulsión de los vecinos de Fraguas?
El estado español tuvo un papel protagonista a la hora de expropiar Fraguas y muchos otros pueblos de la zona, especialmente a los que las redes de comunicación o la electricidad no podían llegar de una forma sencilla o rentable. En Fraguas se decidió hacer una plantación de pino resinero, Pinus pinaster, con esto consiguieron eliminar gran parte de los espacios de pasto y condenar económicamente a una población que se dedicaba mayormente al ganado y que tras eso tuvo que abandonar sus hogares para buscarse un futuro en las ciudades cercanas.
¿Fue algo forzado?
Los terrenos de Fraguas se vendieron, pero se vendieron de aquella manera, con engaños y manipulaciones a una población que se veía claramente presionada. La gente vendió sus terrenos, pero lo hicieron bajo engaños. No solo no se les ofreció ninguna alternativa, sino que destruyeron su modo de vida para forzarlos a marcharse. Eran los tiempos de la dictadura y la gente tampoco podía plantar batalla de forma legal o levantar demasiado la voz. Algunos vecinos sí ofrecieron una resistencia mayor.
Nos estamos dando cuenta de que los proyectos de emancipación y autogestión tienen más apoyo del que pensamos
En 2018 el Juzgado de lo Penal número 1 de Guadalajara declaró a seis de los miembros de su colectivo culpables de delitos contra la ordenación del territorio y usurpación, pena que ha sido reafirmada por la Audiencia Provincial de Guadalajara ¿consideran justa esta sentencia?
No para nada, es una sentencia que no se ajusta a lo que ha pasado.
¿Qué consecuencias a tenido esta condena para el futuro del proyecto de repoblación?
La defensa ante sus acusaciones nos está arrebatando tiempo para poder dedicarlo a lo que es al propio proyecto, pero también estamos aprendiendo a como enfrentarlos.
¿Y para ustedes a nivel personal?
Nos piden penas de prisión y nos amenazan con multas realmente cuantiosas, eso hace que uno tenga que ir con todo en esto, uno se implica personalmente y materialmente. En el tema de las multas nos han ayudado bastante y ya se ha recaudado una parte de las mismas, lo que no pensamos es de ningún modo recaudar dinero para la demolición del pueblo. Ya hemos dicho que no vamos a pagar la demolición.
¿Piensan continuar resistiendo?
El proyecto va a continuar, seguimos teniendo las mismas ideas y todo esto no ha hecho sino reafirmarnos en nuestras razones. Ante un ataque tan desmedido, solo podemos pensar que algo se ha hecho bien.
¿Cómo explican esta persecución al movimiento Okupa en un estado con claros problemas estructurales en materia de vivienda?
No es que la gente personalmente quiera atacar a estos movimientos, la influencia de los medios de comunicación y los partidos políticos para criminalizarnos es muy potente. Creo que ciertos estados de opinión responden directamente a esto.
¿Qué supone para ustedes el movimiento Okupa?
Una lucha contra la especulación inmobiliaria que lleva tanto tiempo presente en el estado español, ahora son los alquileres, antes las hipotecas… Creo que es una lucha para que no existan casas sin gente, ni gente sin casas – ríe– lo mismo sucede en este caso con los pueblos: ni pueblos sin gente, ni gente sin pueblo.
Los terrenos de Fraguas se vendieron, pero se vendieron de aquella manera, con engaños y manipulaciones
¿Con cuantos habitantes permanentes cuenta hoy el pueblo?
Ahora mismo somos diez personas
¿Cómo es el día a día en Fraguas?
Desde que te levantas hay trabajo, puede ser en la huerta, arreglando algo que se ha roto, planteándonos una reconstrucción, realizando asambleas… No es un día a día aburrido digamos
¿Cuáles son sus principales tareas productivas?
Recolectamos setas, tenemos diferentes plantaciones, nos gustaría poder llegar a tener ganadería en un futuro… Consideramos que autogestionar el consumo es algo básico para nosotres y por tanto buscamos escapar en la medida de lo posible del consumo capitalista. En realidad buscamos acercarnos lo máximo posible a la vida tradicional de Fraguas en este sentido.
¿Resulta posible la integración en un área natural conservada sin que ésta sufra alteraciones?
Sí, los pobladores originarios de Fraguas no eran perjudiciales para el entorno, no veo por qué deberíamos serlo nosotros. Nosotros tenemos claro un modelo sostenible y perdurable para Fraguas, un modelo como los que por otra parte puede existir ya en la Amazonía o en diversos puntos del planeta que se escapan o intentan escaparse de la organización capitalista de la vida. Esto ya se hacía en Fraguas, tampoco tenemos que irnos tan lejos si lo pensamos bien
¿Puede suponer un modelo como el suyo una alternativa a la degradación de la vida en la ciudades?
Yo creo que sí, creo que es una alternativa en la que podemos cometer errores y en la que debemos continuar profundizando y mejorando cada día para aprender nuevas cosas, pero creo que un proyecto colectivo como este puede suponer una alternativa muy real a la vida en las ciudades.
Podemos habló en su momento con nosotres, pero realmente no hicieron nada
¿Qué han sentido durante una campaña en la que los diferentes partidos políticos han vuelto a poner el foco en la llamada España vacía?
Es la hipocresía de siempre, no nos sorprende. Siguen hablando de repoblar la zona y lo primero que han hecho con nosotros es intentar expulsarnos, ni si quiera han intentado comprobar si esto podía funcionar. Desde el minuto uno nuestros proyectos fueron totalmente rechazados.
¿Existe algún tipo de motivación especial tras las duras sanciones que les han impuesto?
Todo esto es algo que se escapa de su control. Somos un colectivo de personas que busca consumir lo menos posible y hacerlo de una forma sostenible, eso parece no interesarle a ningún gobierno. Eso y que sacar algunas cosas que permanecían tapadas desde el franquismo parece no gustar todavía en este estado. El atacar a su gran dios: la propiedad privada, parece que es algo que no pueden consentir. Estamos intentando romper ciertas dinámicas que les ha costado mucho imponer y eso no van a tolerarlo.
¿Cuál es la opinión de los antiguos vecinos de Fraguas sobre esta iniciativa?
Están muy contentos y muy indignados, desde el primer momento se pusieron muy contentos al vernos allí, para ellos la expropiación fue algo duro, no supieron o no tuvieron medios para defenderse y ahora en todo esto ven una especie de segunda oportunidad. Han visto como su pueblo volvía a ponerse en pie, eso ha sido una alegría enorme para ellos.
¿Han recibido muestras de apoyo por parte de algún movimiento político?
Nuestros principales apoyos provienen de otras iniciativas similares, estamos en un proceso de continuo contacto con otros pueblos rehabilitados y ellos son los que nos dan las mayores muestras de apoyo. Existe una especie de red incipiente en este sentido. En cuanto a partidos políticos… Podemos habló en su momento con nosotres, pero pese a las promesas de que se iba a hacer todo lo posible para retirar la denuncia intentando para ello presionar al PSOE, una vez abandonaron Fraguas tras una breve visita, realmente no hicieron nada.
¿Existen diferencias entre izquierda y derecha o entre nueva y viaja política en este sentido?
Creo que la okupación nunca se va a poder controlar desde los partidos, por tanto nunca será realmente algo cercano a ninguno de ellos. Puede que exista algo más grande tras todo esto que impida a los partidos actuar, no lo sé, pero ellos suelen buscar controlar este tipo de iniciativas, buscan controlarlo todo.
En la ciudad te puedes autogestionar hasta cierto punto, pero lo que se buscaba era una autogestión real, una autogestión de la comida, las labores productivas e incluso las labores de gobierno
¿Qué conclusiones sacarían de esta experiencia?
Ladran, lo que es señal de que vamos por el buen camino. Nos estamos dando cuenta de que los proyectos de emancipación y autogestión tienen más apoyo del que pensamos, Fraguas no es algo de las diez personas que estamos viviendo ahora allí, Fraguas es algo en lo que probablemente hayan participado más de mil personas. Hemos aprendido mucho durante todo este tiempo, hemos aprendido de construcción, agricultura, pero también como organizarnos o como gestionar nuestra convivencia. Al final Fraguas nos está dando la posibilidad de salir del sistema, la posibilidad de organizarnos partiendo casi de cero. Es algo que se puede hacer en menor medida en las ciudades con los huertos urbanos o la ocupación de solares, pero a nosotros Fraguas nos ha dado la oportunidad de llevarlo un paso más allá.
¿Tiene Fraguas futuro?
Yo creo que sí, por eso estamos en esto.
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¡NO a la DEMOLICIÓN del pueblo de Fraguas! (Guadalajara) – ¡No a la desplobación rural!
Fuente: Daniel Seixo en nuevarevolucion.es